«Somos capaces de adaptarnos a todo»

Carmen Fernández RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los ciclos de FP recuperan las prácticas perdidas durante el confinamiento

02 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Adaptarse para seguir enseñando. Esta es la premisa que defienden los centros en los que se imparten ciclos de formación profesional (FP) de la comarca. El coronavirus obligó a los docentes a adaptar su forma de impartir las clases en una modalidad de enseñanza en la que la parte práctica es fundamental. Los alumnos también deben acostumbrarse a esta nueva normalidad en su formación, ya que tendrán menos horas presenciales, algo que podría afectar a su aprendizaje. Sin embargo, no consideran que por haberse formado en la época del coronavirus contarán con menos oportunidades laborales. «Haberá empresas que si o teñan en conta, pero despois de todo, isto mostra que nos podemos adaptar a calquera situación», asegura Jesús Otero, que está en el segundo curso del ciclo superior de Procesos de Calidade na Industria Alimentaria que imparte el CIFP Coroso.

Los docentes señalan que desde el confinamiento se impartieron menos horas de clases prácticas. Para recuperarlas, adaptaron el plan de estudios de este curso para poder ver las lecciones que no se dieron entre marzo y mayo. «Hai contidos que temos que ir introducindo nos módulos deste ano. Impartimos os temas máis necesarios para eles», indica la profesora de Industrias Alimentarias del CIFP Coroso Beatriz Martínez.

«Intentamos que sea lo más aproximado, que se vea todo, pero al final es difícil», reconoce el profesor de electrónica del ciclo de Telecomunicaciones del IES Espiñeira, Pablo Rivas. En este instituto optaron por la semipresencialidad para impartir las prácticas. Una semana acude un grupo de cinco alumnos al aula y la siguiente van los otros seis. Los días que tienen que formarse desde casa los pasan haciendo actividades para no olvidarse de lo aprendido. «Tenemos que hacer cálculos de circuitos o ejercicios de electrónica aplicada. Si ponemos interés en hacer las tareas cuando nos toque estar en casa, funcionará», asegura Óscar Laíño, que está en el primer curso del ciclo de telecomunicaciones en el instituto boirense.

Trabajo presencial

En Industrias Alimentarias se dividieron: el ciclo medio de Elaboración de Productos Alimentarios sí tiene las prácticas semipresenciales, pero el superior no. «Son grupos pequenos, como unha burbulla. Traballan separados, pero en equipo», indica Beatriz Martínez. Los alumnos de segundo curso se adaptan bien a estos cambios y a las medidas de seguridad que se deben cumplir en las clases, aunque sí echan en falta las visitas didácticas. «É diferente porque non hai saídas formativas. Temos moita carga de traballo, pero está ben porque hai que recuperar o que non demos en marzo», cuenta Aurora Reboredo, que cursa el segundo año del ciclo superior de Industrias Alimentarias y es graduada en Biología.

Su compañero de clase, Ángel Guinaldo, señala que la dinámica que siguen es similar a la del curso pasado, aunque sí afirma que las medidas condicionan a la hora de hacer las prácticas de taller o laboratorio: «Antes trabajábamos más en grupo, hacíamos todos lo mismo, pero ahora no. Aprovechamos bien el tiempo que tenemos de clase».

Profesores y alumnos confían en que el año académico se desarrolle como hasta ahora: sin que haya confinamiento. Si consiguen cumplir el plan formativo implantado, los estudiantes podrán completar su formación como si se tratara de un curso normal. Por contra, si como ocurrió en marzo tienen que irse todos a casa, sí que afectaría, ya que sería difícil adaptar las prácticas. «La educación presencial es imprescindible, sobre todo en una formación en la que lo práctico tiene tanto peso», concreta Pablo Rivas.