Aparten de mí la pretensión de ser comentarista político o tertuliano al uso. Les pido me consideren lector de prensa y observador de pueblo.
Después de las elecciones vascas y gallegas y, en los discursos del pasado Día Nacional de Galicia, hemos podido ver dos realidades -quizás tres-, de la manera de enfocar los problemas y las posibles soluciones por los que pasan Galicia y el resto de España. Opiniones y análisis de dos histriónicos visionarios diferentes.
Utilizando símiles náuticos de los que algo entiendo, nos encontramos, por un lado a Xosé Manuel Beiras cayendo todo a babor y hundiendo las embarcaciones menores que él había ayudado a construir. Y por el otro, a José María Aznar, metiendo toda la caña a estribor para sumarse a la flotilla derechona emergente. Al dejarse llevar por su histriónica pasión, incapaces de levantar el timón, ambos otrora líderes, aunque con diferentes rumbos y derrotas (náuticas y de las otras), consiguen hundir naves y tripulación y con ello el vetusto prestigio que les quedaba.