La fusión que se convirtió en integración

j. m. sande OUTES / LA VOZ

BARBANZA

12 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son las diez de la mañana y en las inmediaciones del colegio de Cruceiro de Roo, el Emilio de Navasqüés, no se escucha ni el timbre, ni un solo ruido que indique que el curso ha comenzado. El recinto está cerrado a cal y canto. Esta escena es totalmente opuesta a la que se vive en esos mismos momentos en la instalación homóloga en A Serra, que después del cierre y fusión con el anterior ha pasado a llamarse CEIP de Outes.

Si a comienzos del verano un grueso importante de las familias del Navasqüés había manifestado que no matricularían a sus hijos en el renovado centro -la Xunta ha invertido medio millón de euros en su reforma e impulso de medidas de eficiencia energética-, la realidad ayer era bien distinta. Solo dos alumnos no se matricularon, pero porque sus padres se habían trasladado de domicilio.

Lo verdaderamente relevante del comienzo del curso en este colegio es lo que no se veía. No se apreciaba división alguna, tanto entre los padres como entre los pequeños, ya que muchos se conocían por ser familiares, amigos o vecinos y ahora podrán ir juntos a clase. También se escuchó algún comentario de sorpresa positivo ante las obras, una actuación terminada a tiempo de la que no quedaba rastro alguno.

Aulas abiertas

Durante mañana y pasado, el colegio de Outes realizará visitas guiadas de una hora para que los padres puedan observar el resultado de los trabajos realizados. Se organizarán por curso y comenzarán a partir de las 16.30 horas.