Un patrimonio que languidece

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe CRÓNICA

BARBANZA

19 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son muchos los frentes que tienen abiertos los ayuntamientos y muy escasos los recursos de los que disponen para abordar todos ellos. A veces sorprende que sean capaces de tanto, especialmente teniendo en cuenta de que carecen de una financiación concreta y debidamente establecida. Hace solo unas semanas, desde algún departamento gubernamental de la nación, se proponía como alternativa que los ayuntamientos cobrasen una tasa turística y, así, con esos ingresos, hacer frente a los desembolsos. Los regidores de la comarca se mostraron contrarios a la medida y varios argumentaron que su financiación no debe depender de una tasa turística.

Como parece que desde las Administraciones competentes se han dado cuenta del movimiento económico que genera el turismo, a veces por los cauces establecidos y, otras, por la puerta de atrás, también sería aconsejable que esas mismas Administraciones, capaces de sugerir el cobro de una tasa turística, aportasen su grano de arena para incrementar los elementos que pueden suponer un valor añadido para el turismo y, de paso, para el patrimonio histórico y cultural de las distintas localidades.

Por ejemplo, la comarca está llena de antiguas fábricas de salazón que se van cayendo a pedazos. No digo que deban recuperarse todas, porque eso implicaría una gran inversión y tampoco se trata de aumentarle el gasto corriente a los concellos con nuevas edificaciones. Sin embargo, podría hacerse una selección e, incluso, una ruta por ellas en distintos ayuntamientos de la comarca. El turismo cultural está en auge y eso podría atraer más visitantes, lo que siempre redundará en beneficio de las economías locales.