Anna Uvarova y Lucie Rimasson: «Todo aquí es bonito y espectacular»

carmen fernández / m.x.b. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCO SCREO

No solo trabajan con niños y mayores, también aprenden el idioma y la cultura

07 ago 2017 . Actualizado a las 20:01 h.

La gente viaja por muchas razones. Normalmente suele ser por trabajo o por ocio, para pasar las vacaciones en otro lugar y relajarse entre piscinas y playas. Pero también hay un grupo de personas que lo hacen para seguir aprendiendo, para descubrir nuevas culturas y empaparse de ellas. Anna Uvarova y Lucie Rimasson son dos chicas que optaron por esta última opción. Son voluntarias europeas que se encuentran ahora en el municipio de Lousame, donde permanecerán hasta finales de año. El Concello entró a formar parte de este programa hace unos meses, y ellas son las primeras voluntarias que llegan. Uvarova procede de Rusia, de un pueblo situado a 400 kilómetros de Moscú, y Rimasson es de Rennes, en Francia.

El principal motivo que las llevó a embarcarse en esta aventura fue «descubrir otra cultura, aprender idiomas, ya que el español es muy útil. También conocer cómo se enseña aquí a los niños», explica Lucie Rimasson. Anna Uvarova, por su parte, «quería trabajar con niños porque me parece muy importante el trabajo social. En Rusia no está tan desarrollado, no hay tantas actividades para gente mayor ni para niños. Por eso me gusta ver cómo se trabaja aquí para aprender y llevar esta experiencia a mi país e intentar cambiar las cosas». Pero a mayores, también lo hacen por sí mismas, para descubrir diferentes aspectos de otro país, pero también de ellas. «Tener una experiencia humana y aprender más de mi», contó Rimasson, a lo que Uvarova añadía: «Aprender cómo comunicarse con las personas de otras culturas. Como un intercambio de culturas para en un futuro acabar con los estereotipos».

Ambas se están adaptando muy bien a Galicia y a Lousame. Solo tienen buenas palabras para describir al pueblo y a su gente: «Es muy natural, hay muchos árboles y el clima es muy bueno. Todo aquí es bonito y espectacular», comentó Uvarova. Sin embargo, Lucie Rimasson está más acostumbrada al clima y al paisaje, porque son cosas que tiene en común con la zona de la que viene. En lo que sí encuentra diferencias es en la gente: «Las personas de aquí son más amables que las de Francia. Siempre nos intentan ayudar y si no entendemos algo porque aun no hablamos perfectamente, nos explican», afirmó la francesa.

Horarios y comida, distintos

Donde sí encuentran bastantes diferencias es en los horarios y en la comida. «La gente come muy tarde. Además, aquí se come mucho marisco, y no estamos acostumbradas. Probamos los calamares y nos gustaron mucho. Y también pimientos de Padrón», relataron. Desde que llegaron, aprovecharon el tiempo libre y visitaron otros lugares, como la Feria Medieval de Noia, Cee o Santiago de Compostela. «La zona vieja de Santiago y la catedral tienen mucha historia. Es algo impresionante. Es un mezcla increíble de historia y progreso», explicó Rimasson.

Las voluntarias están trabajando con niños en la ludoteca, pero en breve irán de campamento con ellos, empezarán a trabajar con gente mayor en el centro de día y realizarán rutas de senderismo. Además «nos gustaría organizar una cena intercultural y cocinar comidas típicas de nuestros países», comentó Uvarova.

La barrera del idioma podría decirse que no existe para ellas. Las dos entienden el castellano, pero el gallego «solo cuando lo hablan lento. Lo entendemos porque hay varios niños en la ludoteca que lo hablan y poco a poco aprendemos», explicó Anna Uvarova. A pesar de ser del país vecino, a Lucie Rimasson le cuesta un poco más el castellano: «Todavía no tengo mucho vocabulario, pero estoy convencida de que al estar aquí lo aprenderé antes», contó Rimasson. Resultados de lanzarse a la aventura con ganas de aprender.