Leyes

Maxi Olariaga LA MARAÑA

BARBANZA

11 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El gran don Pío Baroja dejó escrito todo un tratado profético del que se pueden extraer cientos de frases que más nos valiera conocer y, en consecuencia, aplicar en nuestra vida diaria. Fíjense en esta: «Las leyes son como los perros. Solo ladran a los pobres». Así es, y el pasar diario de los tiempos nos muestra de un modo patente la lucidez de Baroja. Una y otra vez el mismo martillo y el mismo clavo. De la fuente del indiscutido e indiscutible decreto ley, no cesan de manar abusos que no son otra cosa que obligaciones de palo y tentetieso. Leyes que, sin pensar en el beneficio general, pasan de los despachos al Boletín Oficial del Estado sin que el ciudadano tenga la menor opción de mostrar su malestar por su aplicación. Sí, es cierto. Le queda el derecho al pataleo y a la manifestación indignada para proclamar su cabreo, pero, precisamente para eso, estos adalides del PP han creado otro ladrido. La Ley Mordaza. Sirve para reprimir por la vía de convertir a policías armados hasta los dientes en jueces de primera instancia.

Poco a poco, deslizándonos por la pendiente de la comodidad, hemos ido dejando atrás nuestros derechos más básicos y entregando alma y cuerpo a un trust de galopines y listillos que se han adueñado del país ensayando ante el espejo cada mañana, la seducción de una sonrisa cínica que funciona como una adormidera que enajena a lo que para ellos es el populacho. Tanto se ha extendido el sistema que ya se observa, incluso en los ediles de ayuntamientos sonreír, según su sexo, con el mismo cinismo que De Cospedal o Hernando. Y la tropa de izquierdas dedicada a la autodestrucción. ¡Vivapaña!.