En el punto de mira

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

03 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Este sábado me encontré zapeando con un programa que relataba en tono de reality show la vida de los reclusos de un penal en el desierto de Arizona. Les sonará si les digo que el gerifalte de este penal es Joe Arpaio, un iluminado que hace llevar ropa interior de color rosa a los presos. Me quedé un instante observando anonadado los métodos nada ortodoxos del controvertido alcaide. Después me quedé pensando un rato. Se diría que los medios de comunicación se han entregado al morbo sin pudor. Una gran parte de la parrilla televisiva ha dejado de lado cualquier intento de formar al espectador. Incluso la mayoría de los programas informativos se han convertido en gacetillas sensacionalistas donde se mezcla un poco de creación de opinión (que no información), sucesos, deportes y crónica social.

Tenemos un buen ejemplo en el nauseabundo reportaje de Mediaset que tanto nos ha ofendido sobre el caso de Diana Quer. Pero ahora intenten recordar la de veces que nos hemos creído firmemente cualquier cosa que haya salido de la boca de un presentador porque le presuponemos una credibilidad y profesionalidad otorgada por la historia. Cuando la premisa de un medio de comunicación es hacer dinero en lugar de informar, se tergiversa, se manipula o se modifica la verdad al antojo de la causa si es necesario. Es por eso que, en mi opinión, en lugar de poner una denuncia a la cadena -que también- las autoridades deberían ocuparse, en la medida de lo posible, de que sus vecinos reciban siempre información veraz en lugar de utilizar los medios a su antojo.