Propaganda

Estevo Silva Piñeiro SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

28 mar 2016 . Actualizado a las 11:25 h.

Es posible que usted esté un poco cansado de leer docenas de artículos sobre el conflicto sirio y la deshumanizada torpeza de nuestra cada vez más inútil UE pero, no por obviar un tema deja de ser menos sangrante. Es una vergüenza terrible la calamidad que occidente ha desencadenado sobre lo que hace siglos fue la cuna de la civilización de nuestra especie. Hace milenios, mientras nuestros tatarabuelos caminaban todavía casi en cueros, en Oriente Próximo las civilizaciones más avanzadas del planeta interactuaban y acumulaban conocimientos entre ellas. En Irak los sumerios y los asirios; en Irán los persas; en Siria los fenicios y, por supuesto, los egipcios, legaron al mundo un pasado de esplendor e inteligencia y por qué no decirlo, también batallas legendarias y nobles. Hoy esas tierras yermas no son más que mercancía para nuestras grandes empresas de combustibles fósiles.

Ni Sadam ni Gadafi eran precisamente monjitas de la caridad. Tampoco lo es Bashar al-Ásad, pero nuestras pantomimas de liberación y nuestra propaganda barata han sido una ofensa a la inteligencia, han propiciado un genocidio mucho mayor del que había y, desde luego, han sido actos criminales por los que tarde o temprano personas como las de aquella comparsa de las Azores deberían terminar pasando por un tribunal.

La sinrazón habita en todas las sociedades, nuestra especie se basta sola para autodestruirse y más aun si lo hace en nombre de dios, pero bombardeando casas destartaladas no ayudamos en nada a que estos fanatismos religiosos desaparezcan. Al final va a resultar que Marx tenía razón.