Historia y fiesta en Porto do Son

Javier Romero Doniz
Javier Romero NOIA/LA VOZ.

BARBANZA

El ambiente familiar reinó durante la segunda jornada de este regreso al pasado que atrajo a centenares de personas

25 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Un festival de colores y olores, producto de las decenas de puestos que ocupan las empedradas calles de la villa sonense. Así fue la segunda jornada de la Feira Castrexa que hasta hoy teñirá de historia esta localidad barbanzana.

Desde la mañana, y mientras el calor todavía ofrecía tregua, las estrechas y amables calles que desembocan en la plaza de España escondían en los puestos instalados un sin fin de productos de características artesanales. Entre los personajes que contextualizaban esta recreación histórica no faltaron los curas, siendo la época retratada anterior al inicio del dogma cristiano. Lo que tampoco faltó fue un amplio escaparate de oficios en donde los canteros y encargados de tejer tapices despertaron el interés de los transeúntes.

Las demostraciones de vuelos de aves rapaces provocaron el interés muchos de los turistas que estos días visitan la villa sonense: «Para los niños es algo nuevo, ya que en Madrid esto no es fácil de encontrar» reconocía Lourdes Domínguez, madre de José y Andrés, dos jóvenes de 10 y 12 años que hipnotizados y con algo de temor miraban fijamente pero sin acercarse a estos animales.

Resto del día

Cuentacuentos, espectáculos de la danza del vientre, la expulsión de los leprosos y malabares completaron durante la tarde el programa, que dio paso a la noche y su posterior madrugada, momento para la fiesta menos encorsetada.