Empresas y vecinos llenan la despensa de las oenegés de la comarca arousana

marina santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

MARTINA MISER

La apuesta por no tirar comida está cobrando fuerza, al tiempo que aumenta la solidaridad con las personas más necesitadas

11 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con unos supermercados que renuevan sus estantes cada día, es inevitable que se acumulen los productos que se acercan a la fecha de caducidad sin haber sido depositados en los carros de los consumidores. ¿Qué se hace con todos esos artículos en la comarca de Arousa?. No hace falta más que poner el foco en Cáritas para comprobar que tres de los grandes supermercados que tienen presencia en la zona, Mercadona, Froiz y Gadis, contribuyen a llenar su despensa. La confederación humanitaria tiene un convenio de colaboración con la primera de las cadenas mencionadas, según el cual les llevan cada día los alimentos que caducan próximamente. Para esta misión se alternan dos repartidores de la compañía, en función de sus horarios.

Esta semana, de lunes a sábado, le corresponde esta misión a Francisco Manuel Soto. «Los productos y las cantidades varían en función del día», explica mientras descarga las cajas de la furgoneta. La carne y el pescado tienen que ir siempre envasados. «Es la forma de garantizar una fecha para su consumo», continúa Soto. Abundan tanto las frutas, que reponen cada día, como las verduras. El resto de los productos es muy variando y tiene que cumplir con el requisito de que no esté manipulado a mano. En Larsa, por su parte, recurren a Protección Civil para el transporte de yogures hasta el asilo de Vilagarcía y Cáritas.

No son las grandes superficies las únicas que colaboran con las distintas asociaciones. Desde carnicerías como Leo, en Vilagarcía, y negocios como Agrogrande, en Vilanova, también se deja ver el lado más solidario de los establecimientos familiares. También muchas panaderías prefieren regalar desde barras a bollería, en lugar de verlas en los contenedores. En el caso de Yoli (Vilagarcía) se apuesta por donar los productos del día anterior a una serie de personas que pasan a buscarlos cada mañana.

Aunque no se hace periódicamente, en la lonja de Cambados se dona pescado a Cáritas o al asilo de la villa del albariño. Especialmente los xurelos, los que no usan para hacer carnada. También del mar se aprovechan los productos que se decomisan a los furtivos y que no pueden devolverse al agua. «Es el pescado, fundamentalmente, porque mariscos como la centolla y las almejas se mantienen vivos», señalan desde la consellería. Terminan en la Fundación Amigos de Galicia o en los Bancos de Alimentos. Desde las asociaciones recalcan la importancia de la ayuda de los vecinos que, en el caso de Vilagarcía, aprovechan los días de plaza para llevarles alimentos frescos.

«Recogen las patatas cuando se les agotan»

A pesar de que en Cáritas Interparroquial Arousa tienen su propio huerto para plantar patatas, estas son limitadas. Cuando se les agotan acuden a Juan Manuel Grande, de Agrogrande Comercial, en Vilanova. «Empezamos con esta colaboración hace algo más de dos años», explica Grande sobre un acuerdo que es el resultado de un proyecto fallido. «Mi idea era dar un saco de patatas por quincena o al mes a las familias en riesgo de exclusión», comenta. El problema para llevarla a cabo se lo encontró en la dificultad para acceder a estas personas, surgiendo la colaboración con la confederación perteneciente a la iglesia católica como lo mejor forma posible para prestar esta ayuda. «Tal y como está la situación económica, creo que siempre es bueno echar una mano», afirma.

«Todos debemos ayudar en la medida de lo posible»

Desde su carnicería en la plaza de abastos, Carmen Furelos echa una mano siempre que puede. No tiene establecidas fechas, ni un número fijo de donaciones, pero cada vez que tiene carne que corre el riesgo de estropearse pega un telefonazo para que vayan a recogerla.

Esta colaboración le viene de familia. Aunque se trate de un negocio distinto, su madre también evitaba tener que tirar las frutas y verduras que comercializaba en la misma superficie que ella tiene ahora su negocio. Tiene las cosas claras: «Ya que las cosas están difíciles, todos deberíamos ayudar en la medida que nos sea posible». Furelos señala que es inevitable que la carne pueda estropearse. «Si matas a un carnero porque se te acaba una parte, habrá otra que se te vaya acumulando», señala.