Pocas cosas hay más urgentes

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

VALGA

27 sep 2019 . Actualizado a las 21:28 h.

En una semana como esta las líneas de una columna de opinión pueden consagrarse a muchos temas, cada uno con una importancia diferente. Ahora que los alcaldes están a punto de llegar a los cien días de gobierno, podría ser el momento de hablar de ellos y de su gestión en los distintos concellos de la provincia. También podría ponerme el cinturón para despegar con los alumnos del campus, después de que Boeing anunciara un paquete de medidas de colaboración con la universidad. Otra opción sería repasar la situación del servicio de Dermatología, que está bajo mínimos, o recordar -en este Ourense anciano- a quienes padecen alzhéimer con motivo del día con el que se pretende concienciar acerca de esta enfermedad. Sería posible tomar las aguas en Termatalia o ponerse la camiseta a cuenta del derbi ourensano. Pero aunque todas son cuestiones que nos ocupan o nos preocupan, en distinto grado, cualquiera me resulta frívola en la semana en la que tres mujeres fueron asesinadas por el ex marido de una de ella y delante de los dos hijos de ambos. Da igual que fuera en Valga porque podría haber ocurrido aquí. Las tragedias nos tocan más cuanto más cerca suceden. Y los 127 kilómetros que nos separan no parecen suficientes para amortiguar la conmoción. Me pregunto cuántos kilómetros nos tendríamos que acercar al crimen para que las concentraciones en repulsa por el crimen machista se convirtieran en lo que deberían ser: auténticas manifestaciones.

A pesar del éxito sin precedentes en la ciudad de la última manifestación del 8 de marzo, lo cierto es que hay otras reivindicaciones (necesarias también, pero nunca tan urgentes como las vinculadas a estos asesinatos) que congregan a grupos relativamente amplios de ourensanos mientras las muestras de dolor de estos días -siempre convocadas por separado, no vaya a ser que nos pongamos de acuerdo- son testimoniales. La brutalidad del crimen de Valga (y lo que subyace) no solo debería llenar de indignación nuestros corazones, también las calles.