El técnico aurinegro se muestra encantado de ver hoy en su rival a cuatro expupilos en la base arlequinada, a los que, dicen ellos, marcó
01 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.En un país en el que la excelencia educativa nunca ha sido una prioridad real de sus gobernantes, hay quienes saben de la suerte de hallar por el camino escolar a uno de esos profesores que ya jamás podrán olvidar. Más que por lo que sabían y los conocimientos transmitidos, por su empatía con el alumno, y por la injustamente poco premiada capacidad para sembrar entre los jóvenes el ansia por conocer por encima de la mecánica del puro aprendizaje. Luis Carro no se dirigió nunca a Óscar, Batallón, Nacho y Aarón desde la cabecera de un aula con encerado y libro sobre la mesa. Y sin embargo, en esa escuela paralela que para un futbolista federado resultan sus entrenamientos diarios, el técnico vilanovés ha pasado al recuerdo del grueso de sus expupilos en su etapa de preparador arlequinado como ese admirado maestro que uno no podrá ni querrá olvidar jamás cuando los años y las experiencias acaben de madurarlos.
Hoy los cinco se reencuentran en A Lomba (17.30 h.) en el derbi entre el Arousa y el Ribadumia, el club que este verano le daba a Carro la oportunidad de estrenarse en un banquillo de Tercera. Aarón, Batallón y Nacho, novatos en el primer equipo vilagarciano, y a los que el vilanovés dirigió en sus dos primeros años de juveniles, tendrán que seguir otra semana desde la grada -solo Nacho, con 8 minutos, ha debutado en Liga- el partido, con Óscar entrando en convocatoria y apuntando a una nueva titularidad en la medular. Con todo, los cinco, reunidos esta semana por La Voz en el Manuel Jiménez, donde tantas horas de trabajo compartieron, destacan el carácter excepcional de su reencuentro.
«Cando adestro a futbolistas novos, e despois os vexo feitos uns homes, resúltamente agradable, porque en maior ou menor medida, formei parte da súa formación», comenta el hoy entrenador aurinegro. «Para min», añade, «é moita a satisfacción de atoparme a xogadores que adestrei no fúbol base, ver que toda esa ilusión que poñían lles servíu dalgo. Ao final, é cousa deles chegar ata aquí. Dos seus méritos, da súa constancia». Eso, claro, y «que lles dean a oportunidade», dice Luis Carro.
Una merecida oportunidad
Quién más oportunidades ha tenido hasta hoy en el primer equipo vilagarciano es el isleño Óscar. Un jugador al que, antes de entrenar tres temporadas en el Arousa, Carro ya había contribuido a empezar a modelar en su primer año de infantil en el Céltiga. «Luis é un dos adestradores que máis me marcou. A nivel persoal, o mellor», comenta el mediocentro. «Sobre todo, pola confianza que me daba, preguntándome, escoitándome, axudándome». Por ello, «cando fichou polo Ribadumia sentín alegría. É algo -entrenar en Tercera- que se merece, que levaba anos pelexando, e que conseguíu só», dice quien Carro define como «un futbolista con moitísimas capacidades e moi, moi, moi intelixente á hora de ler o xogo. Ademais, é moi bo recuperador. A súa maior virtude é que sempre lle dá continuidade ao xogo no pase seguinte a unha recuperación; nunca se equivoca, e iso nun equipo é fundamental». Virtudes a las que suma su madurez para «asumir con naturalidade o seu salto á Terceira sendo inda xuvenil. Telo enfronte é sempre un aliciente», concluye su exmentor.
«Como adestrador, encantoume. Dáballe tranquilidade ao equipo. Tiña comunicación cos xogadores. É unha ilusión velo aí. O Ribadumia é unha boa oportunidade para el. A ver se ten sorte», señala Batallón, que comparte con Nacho y Aarón figurar, bajo la dirección de Luis Carro, en la generación que fijó el techo del Arousa en la Liga Nacional Juvenil con un quinto puesto. Del lateral su extécnico destaca que, pese a su estatura, «é moi bo no xogo aéreo, ten un salto potentísimo».
«Más que un entrenador»
Aarón resalta de Carro que «metía mucha intensidad en los entrenos, y era muy cercano a los jugadores». «Para mí que venga a A Lomba es algo especial. Es más que un entrenador. A los jugadores nos trata como algo más que futbolistas», afirma Nacho, para quien «hasta ahora es el entrenador con el que más aprendí, sobre todo mucha experiencia».
Escuchar a los recién llegados que «nosotros estamos en el Arousa para cumplimentar el grupo, y cuando tengamos la oportunidad, dar lo máximo» da idea de la horma de su admirado maestro.