Un profesor universitario abre la agenda de restauración ecológica de Galicia al «rewilding»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Reservar espacios que la naturaleza reequilibre sin apenas intervención humana. Esta es la estrategia que funciona en Argentina, y Óscar Briones sondeará en Angola y en las propias Rías Baixas

04 may 2024 . Actualizado a las 11:43 h.

El término comenzó a popularizarse en la década de los 90 en el mundo anglosajón. Acuñado por el activista norteamericano David Foreman, rewilding carece de una traducción exacta al castellano. Resilvestrización o renaturalización podrían ser etiquetas aplicables a un concepto que se asienta sobre procesos de restauración de espacios naturales en los que sea el propio medio ambiente el que trabaje para reencontrar su equilibrio con una mínima, incluso nula, intervención humana. Existen ejemplos notables en lugares como Argentina, donde una organización privada comenzó a adquirir terrenos en torno a los Esteros del Iberá en 1997, para ir cediéndolos gradualmente al Estado tras garantizar su restauración. Es un caso de éxito que se ha extendido a otros cinco enclaves e incluyen un entorno marino y el célebre glaciar Perito Moreno.

Este tipo de estrategias han encontrado eco en otros puntos de América, también en África, pero son bastante menos frecuentes en Europa. En España, la organización Rewilding Spain centra su foco en el Sistema Ibérico Sur, un área que toca las comunidades de Castilla-La Mancha y Aragón, donde la despoblación galopa a su antojo. En Galicia, prácticamente nada, y aquí es donde entra en juego el proyecto de Óscar Briones. Oriundo de Vilagarcía, Briones es profesor de Dirección e Xestión Pública en la Universidade de Vigo e investigador del Observatorio da Gobernanza. El suyo es un primer intento por introducir en la comunidad esta novedosa perspectiva de restauración ecológica.

«Lo primero que quiero dejar claro es que esta es una iniciativa completamente personal, que surge como respuesta al acelerado nivel de deterioro ambiental y a la devastadora pérdida de biodiversidad que estamos sufriendo», explica el profesor vilagarciano. Que el empeño sea personal no quiere decir que no sea aprovechable desde el punto de vista académico. De hecho, la idea ha cobrado forma en un proyecto de investigación e innovación docente dentro del grado de Dirección e Xestión Pública, en el que los alumnos se están implicando con interés. «Lo que buscamos es introducir la posibilidad del rewilding en la agenda pública, pero no sobrecargando a las instituciones con un mayor gasto, sino diseñando un modelo teórico y práctico de protección de determinados espacios, y buscando la intervención de diferentes agentes para conseguir llevarlo a la práctica».

Como diseño formativo, la iniciativa exige competencias en gestión estratégica, comunicación y márketing, trabajo en equipo, análisis de costes y beneficios sociales, económicos e incluso políticos, e implica impactos en ámbitos tan amplios y cruciales como el clima, la biodiversidad, la salud, el bienestar y la economía. «El rewilding significa adquirir terrenos naturales para evitar cualquier uso comercial o industrial. Entender que una parte del territorio debe dejársele a la naturaleza para que haga libremente su trabajo». Como mucho, admite un aprovechamiento turístico de carácter ecológico y en absoluto masificado, una opción clara para aquellos territorios que se encuentran en franco retroceso demográfico.

Briones viajará en junio a Angola para explorar la posibilidad de poner en práctica un proyecto de resilvestrización que se ajuste a las circunstancias y condicionantes del país africano. A través de un colega de la Facultad de Gestión Pública angoleña, entablará una serie de entrevistas con instituciones y oenegés. Pero su propósito es trabajar también a nivel micro, en Galicia, y no solo en las áreas que puedan resultar más obvias por sus problema de despoblación, como Ourense o Lugo, sino también en las mismas Rías Baixas, «a las que —sostiene— no debemos renunciar».

Dos esbozos: la isla de Cortegada y el cierre de las rías al marisqueo durante la crisis del Prestige

Buscar un terreno apropiado, diseñar un modelo de restauración ecológica viable y encontrar la forma de adquirirlo para poner en marcha la estrategia de rewilding. Involucrando, además, a la población de su entorno. Sobre el papel suena utópico. Sin embargo, el BBVA, en absoluto sospechoso de invertir su esfuerzo en ensoñaciones románticas, se apropia en su web de este concepto para subrayar su compromiso con la acción por el clima y la conservación de la biodiversidad. Al fin y al cabo, el rewilding perfectamente puede orientar las iniciativas verdes que, al menos en Occidente, está adoptando la iniciativa privada a fin de compensar su huella de carbono, el índice de contaminación que conllevan sus actividades.

Aunque suelen asociarse con la izquierda política, esta clase de planteamientos en absoluto son exclusivas del progresismo ideológico. Es más, trascienden fácilmente esta simple categorización. Para muestra, un botón: el Gobierno andaluz, capitaneado por el político popular Juanma Moreno, acaba de invertir setenta millones de euros en la adquisición de 7.700 hectáreas junto al área de Doñana que gestiona la Junta. «La mayor actuación de biodiversidad realizada en un humedal en España», quiso destacar hace un mes Moreno.

Ejemplos mucho más cercanos contribuyen a comprender qué significa y cómo puede operar el rewilding. Basta recordar cómo recuperó su vida y qué capturas —«camarones como langostinos»— se practicaban en las rías tras los meses de cierre al marisqueo que forzó el Prestige. O cómo evolucionó la isla de Cortegada a su propio ritmo durante los cien años en los que permaneció sin uso y sin habitantes.