La gestión de las algas alienta el conflicto en A Compostela

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Mónica Irago

Los vecinos se quejan de que se acumulan junto al paseo, pero las mariscadoras aseguran que cuanto ellas limpian es retirado

25 sep 2022 . Actualizado a las 20:17 h.

De entre los muchos pasos que entraña la explotación marisquera de un arenal, la limpieza de las algas que pueden llegar a asfixiar a los moluscos constituye una tarea crucial. Aunque no siempre comprendida o bien gestionada, en función de quien se refiera a este proceso. Ayer, una vecina de la playa de A Compostela, en Vilagarcía de Arousa, quiso denunciar públicamente que junto al paseo que une el centro de la ciudad con Carril se acumulaba desde hace al menos dos semanas un volumen importante de este tipo de residuos orgánicos. «El olor es insoportable y esto sucede constantemente», afirma la mujer.

Ella misma grabó un vídeo en el que se observa cómo una pala excavadora deposita un cúmulo de algas en las inmediaciones del paseo marítimo. «Hemos ido al Concello y nos dan buenas palabras, pero el problema se repite y continúa aquí», añade.

La visión de las mariscadoras a pie que explotan el arenal vilagarciano dentro de la agrupación que tutela la Cofradía de Carril es diametralmente opuesta. Las trabajadoras aseguran estar cansadas de este tipo acusaciones, que niegan tajantemente. Explican que todo el material que retiran a lo largo de su labor de limpieza es trasladado a continuación por el Concello de Vilagarcía. Y que el montón de algas al que se refiere la vecina en su protesta, ese que ha permanecido quince días sobre la arena, nada tiene que ver con ellas ni con su ocupación. Es más, minutos después de mantener esta conversación, el material recién extraído tras una mañana de trabajo era depositado en un contenedor para su retirada. «Estamos cansadas de que nos insulten y nosotras pagamos al Concello para que recoja», sostienen.

«No sé —concluye la vecina— si se trata de una cuestión de competencias, pero el problema está ahí», insiste la mujer.