El Jandro y la importancia de cuidar el esqueleto de la tradición

Rosa Estévez
r. estévez O GROVE / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Amigos das Salgadeiras ha logrado una subvención para restaurar la estructura del viejo galeón

18 sep 2021 . Actualizado a las 21:10 h.

La asociación de Amigos das Salgadeiras de Moreiras ha conseguido una subvención de 10.000 euros de la Diputación de Pontevedra, con la que podrá acometer una actuación que urge, y urge mucho: hacer trabajos de mantenimiento y cuidado de la estructura del Jandro. Se trata del esqueleto de un galeón que durante muchos años prestó servicio en la ría, que acabó abandonado a su suerte entre las mareas de A Illa, que perdió la oportunidad de ser recuperado en los noventa y que, tras todas esas vicisitudes, acabó en manos del Concello de O Grove gracias a una exposición celebrada en el marco de la Festa do Marisco dedicada a la carpintería de ribeira. Desde entonces, el esqueleto del Jandro forma parte del complejo museístico de Punta Moreiras, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única de visualizar el delicado trabajo interno que se oculta tras el casco de loso galeones.

Miguel Ángel Pérez, el presidente de la asociación de Amigos das Salgadeiras, señala que el Jandro se encuentra, en estos momentos, en un pésimo estado. «Desde que hace ocho años se le hizo una puesta a punto, no se le volvió a tocar. Si no actuamos ya, seguramente este invierno quedaría destrozado», dice Pérez, que aún tiene en la memoria el aciago final del Platuxa, un barco que acabó desahuciado en Punta Moreiras. «Esperemos que el Concello cambie de dinámica y apueste un poco más por estas cuestiones. Si cada dos años se hiciese una pequeña reparación, no sería necesario llegar a esto», explica. «Esto» son los 10.000 euros de la Diputación y el dinero extra que aportará la asociación para hacer frente a la restauración.

«La inversión vale la pena», dice Pérez. Asegura que se trata de conservar lo que queda de un galón construido en 1954 en Isorna, con el nombre de Ricardo Figueiras. Trabajó como arenero hasta que en 1972 lo compró un carrilexo que lo dedicó al trabajo de las bateas. Dos años después fue vendido y rebautizado como Jandro en A Illa de Arousa, donde acabó abandonado en 1990. El Colectivo Etnográfico Mascato intentó salvarlo y lo llevó a O Grove, pero problemas con la propiedad lo dejaron arrinconado hasta el 2005, cuando pasó al Concello meco.