El reencuentro con el mar tras 50 años

lucía l. seijas / s. g.

AROUSA

Las tres hermanas Poza Otero pudieron celebrar por fin juntas la patrona del mar después de que Manuela regresase de Venezuela tras medio siglo

20 jul 2019 . Actualizado a las 22:46 h.

Casi cincuenta años han tenido que pasar para que Manuela Poza Otero volviese a vivir la mayor festividad para los pueblos marineros, la Virgen del Carmen. Ayer lo hizo en A Illa, emocionada y acompañada por sus hermanas, tras regresar de Venezuela de forma definitiva el pasado 20 de junio.

Regreso a la tradición

El día de la Virgen del Carmen todos los municipios costeros engalanan sus calles y sacan en procesión marítima a su patrona al ritmo de la salve marinera. A Illa celebró ayer su festividad por todo lo alto, pero entre toda la dispersa multitud se escondía una historia de reencuentros y emociones. Manuela Poza Otero acudía ayer por primera vez en cuarenta y nueve años y, cómo no, con los sentimientos a flor de piel. «Emocionada y hasta llorando», Manuela revivía los festejos que tantas veces había celebrado de niña y que llevaba sin presenciar desde su partida a Venezuela el 20 de junio de 1970. Ayer, después de todo este tiempo, volvía a ser partícipe del homenaje a la guía de los marineros y pescadores y guía también de Manuela en el regreso a su tierra natal.

La abuela cauta

El mar junto al que nació, y al que nunca ha olvidado, fue testigo ayer de la primera procesión marítima de su vida. «Mi abuela nunca me dejó montarme en un barco. Cada vez que me subía para ir en la procesión me quitaba» reconocía Manuela entre risas, mientras se preparaba para el embarque. Afirmaba también sentirse impresionada por la multitud de gente que acude la misa y en la procesión, de la que destaca la forma de bailar a la virgen.

Desde que aterrizó, Manuela no ha parado quieta. Madrid, Ourense y A Coruña son solo algunos de los destinos que ha visitado en este mes para ponerse al día y visitar a familiares de ella y de su marido, José Antonio, que llevaba casi medio siglo también sin ver su tierra . Por el momento las hermanas permanecerán unidas, ya que Manuela ha llegado con la intención de quedarse para siempre en A Illa, la tierra que la vio nacer, junto a María José y a Begoña.

Emoción. Las hermanas Poza Otero vivieron una jornada cargada de sentimientos, amparados bajo la devoción a la Virgen del Carmen. Manuela sintió la experiencia como algo único tras casi cincuenta años sin celebrar la festividad de la patrona de los marineros. Además, fue su primera procesión marítima del Carmen a bordo de una embarcación, un gran reencuentro con la celebración isleña.

Emoción. Las hermanas Poza Otero vivieron una jornada cargada de sentimientos, amparados bajo la devoción a la Virgen del Carmen. Manuela sintió la experiencia como algo único tras casi cincuenta años sin celebrar la festividad de la patrona de los marineros. Además, fue su primera procesión marítima del Carmen a bordo de una embarcación, un gran reencuentro con la celebración isleña.