Las piezas que salen del taller de artesanía de Montse Betanzos han estado en Bijhorca, una de las ferias de joyería más importantes de Europa
28 ene 2015 . Actualizado a las 19:12 h.A Montse Betanzos le sobra talento, arrojo y ambición. Gracias al primero, ha sido capaz de recoger un legado familiar de tres generaciones, actualizarlo y convertirlo en su modo de vida. Gracias al arrojo, hace unos cuatro años concentró todos sus esfuerzos en el taller artesanal que comparte con su madre, Socorro, y con su tía Elisa. Y la ambición, confiesa esta grovense, es la que ha llevado los complementos de conchas fabricados en el taller Montse Betanzos a participar en una de las ferias de joyería más importantes de Europa. Les hablamos de Bijhorca, un foro dirigido a profesionales de todo el mundo que pueden conocer, de un solo vistazo, las propuestas de medio millar de artistas.
El viernes, recién abierta la feria, Montse y Socorro ya sentían las buenas vibraciones de París. Como para no hacerlo. «La primera persona que se nos acercó fue una mujer que había reconocido nuestro trabajo porque lo había visto en una feria de artesanía gallega que hubo en Hamburgo», relata la meca. A partir de ahí, el trasiego de visitas fue incesante. «Al ver nuestras piezas, mucha gente nos preguntaba cuál era el material que usábamos. Y se quedaban muy sorprendidos cuando les decíamos que eran conchas».
Tras cuatro días instaladas en el corazón del luminoso mundo de la joyería, Montse regresaba ayer a casa más que satisfecha. Esta es la primera ocasión en la que acude con su trabajo a una feria destinada a profesionales, y la experiencia ha resultado lo suficientemente buena como para repetir en próximos eventos de estas características. «Ya nos han hecho algún pedido que otro y, sobre todo, hemos realizado muchos contactos que pueden ser muy interesantes». Así que, gracias a Bijhorca se podrán comprar joyas y complementos de Montse Betanzos en varias ciudades de España, de Francia y de Bélgica.
La francesa no es la primera escapada internacional de las obras que salen del pequeño taller ubicado en las Escalinatas de Confín (O Grove). Joyas y complementos allí soñados y elaborados han viajado ya a otras ciudades de Europa, como Milán. «Eran todas ferias, pero de artesanía, de venta directa a los consumidores», explica Betanzos.
Cara a cara
Ese modelo, no se equivoquen, también funciona. En breve, estas collareiras, que han relanzado su oficio hacia el futuro, estarán en Bilbao y Segovia. Allí podrán mirar a la cara a quienes compran sus joyas. Y podrán contarles, también, toda la historia y toda la tradición que aletea en cada collar, en cada anillo, en cada sandalia cosida con los tesoros más humildes del mar.