A poco que se pongan a contar, los trabajadores del Concello de Valga son capaces de sumar hasta medio centenar de nombres de voluntarios. «Sen contar cos rapaces de Protección Civil, que tamén o son», aclaran. El medio centenar de chavales del que les hablamos ahora son jóvenes que siempre están dispuestos a echar una mano. Unas veces organizando actividades para niños, otras sirviendo de apoyo al personal del Codi -el centro ocupacional para personas con discapacidad-. En ocasiones impartiendo clases de informática para mayores y si es necesario, hasta rodando vídeos promocionales para dar a conocer al mundo que Valga is different.
El rodaje de los vídeos en cuestión, que se pueden ver en Youtube, fue una experiencia divertida. Se nota enseguida, porque nada más sacar el tema a Nancy se le dibuja una sonrisa en el rostro. Nancy es una de las responsables de Valga Bule, una asociación de voluntariado que no para. «O dos anuncios foi fácil e colaborou moita xente». Colaboraron los niños que participaban en una serie de talleres, y que se vieron convertidos en los embajadores de su pueblo. Colaboraron también los monitores que los llevaron de excursión, los que les daban clases de inglés... Y, por supuesto, todos los que se pusieron detrás de las cámaras.
Pero ni siquiera en Valga el voluntariado es siempre así de liviano. Daniel está preparando un proyecto para presentar al Concello para «crear un grupo de apoio ás persoas que teñen un dependente na casa». Se trata de cuidar al cuidador, de permitirle tomarse un respiro. A Daniel ese proyecto, como tantos otros, le parece «reconfortante» para quien recibe la ayuda y también para quien la brinda. «O voluntariado, para min, foi un mundo novo, no que aprendes moitas cousas... E unha vez que entras, penso que é moi difícil de saír».