Por su porosidad absorben hidrocarburos y las frutas marcan la deriva de la mancha
28 may 2014 . Actualizado a las 06:58 h.De repente se oyó una sirena y tres operarios del puerto corrieron a desplegar las barreras anticontaminación. Había comenzado uno de los tres simulacros que estaban programados para la mañana de ayer en el puerto de Vilagarcía. El primero tenía un guion clásico: un vertido de aceite durante una operación de carga de aceite de bidones en un buque en el muelle comercial.
El guion era clásico pero guardaba una sorpresa con unas protagonistas inesperadas: las naranjas. Los operarios lanzaron varias docenas de estas frutas como primera medida de emergencia hasta que no llegaban los refuerzos. Al parecer, su alta porosidad contribuye a disminuir -al menos en parte- la concentración de aceite en el agua.
La tarea exige cierta precisión tanto a la hora de lanzar las naranjas como para mantenerlas sobre el vertido. Para ello, un operario intentaba mantenerlas a rayas a golpe de manguerazo. Varias se escaparon, cierto es. Unas, según explicó el hombre, porque las echaron por dónde no debían hacerlo, y un par de ellas o tres porque aprovecharon un despiste para alejarse. Los manguerazos, además, también son fundamentales para controlar los vertidos en primera instancia.
La labor de las naranjas no se ciñe a convertirse en las primeros aliadas ante un vertido de escaso calibre. Sirven también para determinar la deriva de una mancha. Ayer, por ejemplo, y ante la lógica falta del aceite sobre el agua -sería absurdo que la Autoridad Portuaria se arriesgara a contaminar la ría, aunque fuera mínimamente, por un simulacro- las frutas valieron también para señalar la deriva de la hipotética mancha. Bien es verdad que muchas no pudieron realizar esta segunda labor, porque las que eludían los manguerazos se encontraban a un segundo operario que mostró un gran habilidad para capturarlas con un truel de un tamaño más que considerable.
Tras las naranjas entraron en acción las barreras anticontaminación, la del puerto y la de Finsa-Foresa, y los skimmers para almacenar el hipotético vertido. En este primer ejercicio participaron personal de la Autoridad Portuaria, Capitanía Marítima, Finsa-Foresa, Bomberos, Sasemar y Gardacostas de Galicia.
El segundo ejercicio tuvo también un protagonista especial. El perro de la Guardia Civil que fue el encargado de encontrar un paquete sospechoso para que después fuera detonado por un robot de la Benemérita.
El tercer y último ejercicio sirvió para constatar la respuesta ante el supuesto incendio en una de las concesiones. El simulacro tuvo la nave de Cefrico como escenario y fueron el personal de la firma y tanto el equipo de primera intervención del puerto como los Bombeiros de O Salnés los que entraron en acción.
Tras los tres simulacros se celebró una reunión a fin de que todas las partes implicadas pudieran poner en común su valoración y formular sugerencias para mejorar los resultados.