El atropello tuvo lugar a las nueve menos cuarto de la mañana de ayer. Una furgoneta, que circulaba hacia Catoira, arrolló sobre el paso de peatones situado frente a la farmacia de Vilar a dos hermanos, un niño de once años y una niña de nueve, que cada día cruzan la carretera en el mismo punto, a la misma hora, para esperar el bus que los conduce al colegio de Carril. No son los únicos chavales de su aldea que lo hacen. Al menos otros tres pequeños realizan la misma ruta.
Algunos cruzan la carretera acompañados por sus padres. Pero es difícil que sea así en el caso de los dos niños que fueron arrollados. Su padre, explica un vecino, trabaja en el extranjero y su madre tiene a su cuidado a un tercer hermano, de solo tres años, al que obviamente no puede dejar solo en casa.
Que el conductor del vehículo circulase a una velocidad moderada resultó fundamental, al decir de los testigos, para evitar un mal mucho más grave. El niño sufre un corte en la parte posterior de la cabeza, mientras su hermana padece un traumatismo craneoencefálico y una herida en una de sus piernas. Ambos, que en ningún momento perdieron la consciencia, fueron atendidos por el servicio municipal de Emerxencias e Protección Civil y el 061, que los trasladó al Hospital do Salnés. El chaval recibió el alta hacia el mediodía. La pequeña, en cambio, permanecía en observación. «Espero que non pase dun susto, pero vai sendo hora de que tomen medidas porque xa lle digo que calquera día ocorre unha traxedia». Para la gente de Bamio, un aviso es suficiente.