Con todas las de la ley a favor de Cuca

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

La manifestación partió de Vilaxoán con poca gente, pero se sumó más por el camino

12 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La movilización organizada por las mujeres de Cuca conquistó más almas en Vilagarcía que en Vilaxoán, porque cuando la comitiva partió pasadas las ocho de la tarde de la fábrica de Pita, apenas eran doscientas personas las que acompañaban a la plantilla. Sin embargo, cuando una hora después llegaron a la casa consistorial de Vilagarcía, sumaban unas quinientas, dado que buena parte de los apoyos los fueron recogiendo por el camino.

Esa fue una de las claves de la movilización. La otra, que por fin se despejó la incógnita de si el alcalde acudiría o no a la manifestación. Y sí lo hizo. Llegó junto a la portavoz del PP y otros ediles de su partido, y tras ser recibido con aplausos por las mujeres, se colocó detrás de la pancarta consensuada con los demás grupos municipales, bajo el lema de «Pola continuidade de Cuca en Vilaxoán». Con él estaban los portavoces: Rocío Llovo (PP), Tania García (PSOE) y Juan Fajardo (EU). Sorprendió inicialmente que no hubiese nadie del BNG, pero lo cierto es que los nacionalistas se sumaron algo más tarde en Vilagarcía, después de acudir a un acto de su partido con la candidata a las elecciones europeas Ana Miranda, que tuvo un encuentro con los emigrantes retornados. Además de María Villaronga, de las filas nacionalistas se sumaron Xabier Ríos y Montse Prado, entre otros. La comitiva la siguieron otros ediles como Manuel Tarrío o Elena Suárez, Cholo Dorgambide, Susana Camiño, Miro Serén o Lino Mouriño. También estaba Ramón Bueno, pero a la cabeza, con las mujeres y con las banderas de Comisiones Obreras.

«No nos mires»

La salida de Vilaxoán no fue muy concurrida, aunque las mujeres trataron de animar el ambiente con sus habituales proclamas y canciones en favor del cumplimiento de la sentencia y de la reapertura de la fábrica de Pita: «Na beira, na beira, na beira do mar, hai unha conserveira e está en Vilaxoán». Y cuando el alcalde se sumó a la marcha, gritaron: «El pueblo, unido, jamás será vencido».

Pero lo cierto es que aunque la justicia les dio la razón, y a raíz de esa sentencia lograron el apoyo del gobierno local y de colectivos ciudadanos que se unieron a su lucha, el pueblo de Vilaxoán no estuvo con ellas. Al margen de las mujeres, de los sindicatos y los políticos, en el punto de partida debía haber una veintena de vecinos del lugar. Algunos sí se sumaron curiosos al paso de la marcha, y fue entonces cuando recibieron la consabida consigna de «Únete, no nos mires».

Poco a poco, y a lo largo del recorrido que se benefició del corte de tráfico que reguló la Policía Local, se fueron sumando muchos ciudadanos más hasta llegar al medio millar, una cifra razonable pero que seguramente no cumple las expectativas que el colectivo se había creado, sobre todo teniendo en cuenta que la movilización se planteó como una defensa del empleo en general y que en los últimos días, el comité de empresa hizo un exhaustivo trabajo para conseguir adhesiones no solo de políticos, sino también de colectivos ciudadanos.

La marcha finalizó sobre las nueve y media de la noche delante de la casa consistorial, donde se leyó un manifiesto: «Por el empleo y futuro de Vilagarcía».

La vista judicial

A la espera de una valoración sobre el resultado de la manifestación, el próximo capítulo de la larga serie de Cuca se vivirá el día 30 de este mes, cuando se celebre en los juzgados de lo Social de Pontevedra una vista en la que los jueces deberán dirimir si la decisión tomada por la empresa de permitir que las mujeres fichen en Vilaxoán y luego sean trasladadas en autobús a O Grove se ajusta a lo que dice la sentencia. Las mujeres creen que no, que el veredicto dice que Pita tiene que reabrir. Garavilla ya dejó claro que no piensa hacerlo; mantiene que la fábrica de Vilaxoán es inviable. El conflicto ya superó los quince meses, y todavía va para largo.