Días de libertad condicional

AROUSA

27 oct 2013 . Actualizado a las 06:50 h.

El mío, dentro de lo que cabe, era elegante, con falda azul marino, jersey del mismo color y niqui blanco. ¡Pena me daban los colegas que me cruzaba con sus pantalones grises y sus chaquetas granate! Pero vestir cada mañana de casi trescientos días al año la misma ropa, por muy igualitario que sea -hasta cierto punto, porque en prendas iguales se nota más la diferencia del paño- es una pena a la que, por supuesto, no quise condenar a mi hijo. Cada fin de semana, cuando ponía los vaqueros, me sentía en libertad condicional. A los 14 años me licencié y dejé atrás los barrotes plisados.