Un mensaje de optimismo

Juan Vázquez DIRECTOR DE BODEGAS MARTÍN CÓDAX

AROUSA

15 sep 2013 . Actualizado a las 06:56 h.

La verdad es que no es fácil lanzar un mensaje de optimismo en los tiempos actuales que estamos viviendo. No nos podemos engañar. El sector vinícola no es ajeno a las embestidas de la crisis económica y moral en la que estamos inmersos. La caída en el consumo interno y la irregularidad en los volúmenes de las cosechas de los últimos años han coincidido como en una tormenta perfecta que nos dificulta levantar la vista y ser capaces de hacer un análisis con altura de miras. Pero, como en ocasiones anteriores, las dificultades nos han hecho agudizar el ingenio y redoblar el esfuerzo para gestionar un patrimonio de gran riqueza, singular y diferenciado como el que nos ofrece nuestra tierra. Las inversiones en innovación, imagen y comercialización están ahora dando buenos resultados y son más apreciables cuando de exportaciones se trata. Nuestros vinos tienen ya un reconocimiento en los mercados internacionales y poco a poco hemos logrado convertirnos en referente del sector.

Aún así, son muchos los retos para lograr la competitividad que los mercados nos exigen. Es hora de superar los localismos e individualismos. Es hora de encontrar fórmulas de colaboración e integración que garanticen la sostenibilidad del modelo. Lograrlo es nuestra responsabilidad, ante nuestro entorno próximo y nuestra sociedad. El sector primario se está mostrando como una de las grandes esperanzas y oportunidades para el nuevo paradigma empresarial e incluso de sociedad. Nuestro sistema económico actual y la cultura occidental tienen su origen en el intercambio de cereales, aceite y vino entre los pueblos del mediterráneo. Hemos conservado los valores vinculados a nuestra tierra, familia y cultura y nuestra obligación debe ser que estos valores perduren en el tiempo ya que nos permiten, hoy más que nunca, ofrecerles a nuestros hijos una vida digna en el campo. Puede parecer un objetivo muy ambicioso pero intentarlo tendrá su recompensa. Lo digo con conocimiento de causa. ¡Feliz vendimia!