Arde sobre quemado en O Salnés

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

El fuego devora una y otra vez los mismos lugares en Vilagarcía, Cambados, Vilanova y A Illa

13 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Unas pocas horas son tregua suficiente. Algo parecido debe de bullir en las mentes de quienes se dedican a propagar el fuego a lo largo y ancho de O Salnés. Ayer, por segundo día consecutivo, las llamas hicieron su aparición en los puntos más dispares del territorio arousano. Algunos siniestros, los menos, como el de Testos, parecen responder a lo que Cuco, un vecino cuya vivienda se encuentra a tres pasos contados de la superficie arrasada en A Illa, denomina «lume de topo». «O lume -explica- está debaixo, nos cachoupos, así que con algo de aire volve prender». Eso sí, «a primeira vez que ardeu isto, o domingo, foi intencionado, home», sentencia el hombre. Pocas dudas caben, tampoco, acerca del origen del virulento incendio que azotó el monte en el que se unen las parroquias de Tremoedo (Vilanova) y Corvillón (Cambados). «Tiña aquí dous focos -asegura una mujer- e outro na banda de Vilanova». «A culpa -argumenta- non é de quen lle pon lume, é dos que o deixan marchar sen botalo aí no medio».

Ambos fuegos, el de A Illa y el que ardía, apenas una hora después. a caballo de Tremoedo y Corvillón, guardan un factor en común: los dos azotan lugares que ya han sido pasto de las llamas hace solo unos días. «A semana pasada xa houbo un aquí, e outro antes, tamén neste verán», apunta una vecina de la parroquia cambadesa. Cuco, habitante de Testos, insiste en que el primer incendio se declaró el domingo para desatarse de nuevo entre las dos y las seis de la mañana del miércoles.

Qué decir de Xiabre. Por enésima vez, hacia mediodía, alguien trató de poner fuego al monte de Cea. No lo consiguió. Una rápida reacción, que incluyó la intervención de dos helicópteros, lo evitó. Los mismos aparatos sobrevolaron el incendio de A Illa. Pero si hubo un lugar en el que los medios aéreos resultaron decisivos, este fue Corvillón. Un grupo de vecinos, alguno de ellos con un acento que situaba su procedencia más allá del Padornelo, se internaron entre eucaliptos y helechos para golpear las llamas con lo que había a mano. Básicamente ramas. Puede parecer precario, pero consiguieron frenar su avance hasta que la brigada de Cambados, que precisamente venía de Testos, hizo su aparición. Fue entonces cuando dos hidroaviones vomitaron una lluvia de agua en ráfagas sucesivas que todo el mundo recibió como un bendito chaparrón. La diferencia entre disponer o no de ayuda desde el aire es un abismo ardiente.