De chaval nunca entendí la catarsis de ternura en la que el payaso de la silla era capaz de sumergir a su público con su colección de lamentos. Cuestión de sensibilidad, supongo, la misma de la que no parece andar sobrado Ravella con respecto al pequeño comercio. Solo en Vilagarcía, los altos designios de Madrid sacan de circulación medio millón de euros en plena Navidad como consecuencia de la anulación de la paga extra de los funcionarios. Dinero que ya no se gastará aquí. La banca cierra el grifo de la financiación. El consumo se retrae. El futuro trae una zona azul bajo el brazo, el alumbrado festivo se hace de rogar y el gobierno local pierde la oportunidad de jugar en el lado de las soluciones al permitir que un circo se coma buena parte del aparcamiento libre de Fexdega. Como para meterse bajo la silla del bueno de Charlie y no salir hasta el 7 de enero.