Los vilagarcianos hacen un balance poco halagador de las fiestas de San Roque
21 ago 2012 . Actualizado a las 06:59 h.Los recortes parecen no afectar únicamente a los presupuestos festivos y no festivos sino que también lo hacen a la hora de reducir la franja de edad de todos aquellos que esperaban la celebración de san Roque desde hace un año.
Cuando el pueblo habla, deja entrever que es preciso encontrar un término medio entre Raphael y Vaquerizo, entre mayores y jovencitos, cosa que hubiera tenido fácil solución con un artista que abarque un mayor número de público -caso de otros años- o bien con una buena orquesta. Incluso hay quien afirma con rotundidad que cambiaría completamente el programa de este año, con críticas hacia el mismísimo Combate naval, al que acusan de corta duración. Y no, nadie pone en duda los gustos de Ravella, pero sí sus presupuestos, alegando que no se le pueden pedir peras al olmo.
Claro que no todo van a ser palabras poco halagadoras para la semana grande de la ciudad. La Festa da Auga sigue triunfando donde llega y lo hace cada vez más allá de fronteras vilagarcianas y gallegas, reconociendo que hay quien la admira por la procesión del santo patrón y hay quien lo hace del lado más bacanal y pagano del asunto.
Otra de las facetas clásicas más criticadas de las fiestas es el ruido. Las hordas de jovencitos desenfrenados en busca de divertimentos varios propician el escándalo nocturno, eso sí, lejos del de Raphael. El bullicio y los locales con música a niveles que sobrepasan el umbral de audición humana son los causantes del insomnio semanal del que tantos vecinos se quejan. Más triste todavía considerando que las iniciativas con más éxito para la muchachada son aquellas organizadas por entidades privadas ante la carencia de alternativas municipales diferentes a las ofertadas.
No obstante, las madres vilagarcianas rompen una lanza a favor del gobierno local. Las activides para niños han tenido una gran acogida, pertenezcan o no al programa festivo de san Roque. El puesto número uno es para lo que en su momento tantas críticas suscitó, los hinchables del Playing Vilagarcía que estuvo en A Concha-A Compostela hasta el inicio de las celebraciones. Junto con los Superroquiños y la fiesta de la espuma, el cupo infantil se cubrió con un gran éxito.