Tienen Tuenti, bucean en Youtube y no se separan de su Blackberry

maría santalla VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Cuatro jóvenes pontevedreses relatan sus hábitos tecnológicos

19 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Disfrutan de sus quince y dieciséis años y para ellos el móvil, la consola y, por supuesto, el ordenador, guardan menos secretos que para sus padres las mariquitas de papel. Andrea, Patricia, Jesús y Jacobo tienen, cada uno de ellos, su propio teléfono, alguna maquinita para pasar el rato y dedican hora y media o dos horas diarias al ordenador. ¿Qué hacen durante ese tiempo? «Lo utilizamos más que nada para divertirnos, aunque si tenemos un trabajo obviamente también vamos ahí», dice Jacobo.

Esa diversión viene de la mano, sobre todo, de las redes sociales. Nuestros cuatro chicos son usuarios de Tuenti, la red social que más utilizan y a la que entran fundamentalmente para comunicarse con sus amigos. Algunos tienen cuenta en Facebook, e incluso en Twitter, pero el empleo de estos dos lugares es bastante más restringido.

Entre mensaje y mensaje hay que aprovechar el tiempo, así que ¿por qué no visitar alguna que otra página? Youtube, ese canal en el que podemos encontrar vídeos de casi cualquier cosa, se lleva la palma en las preferencias de los adolescentes. Pero también echan un ojo a lugares de chistes como Desmotivaciones o (con perdón) Cuánto cabrón; bajan música y películas e incluso se informan a través de la prensa. Patricia, por ejemplo, lee La Voz de Galicia; los chicos repasan los periódicos deportivos.

Aunque nuestros cuatro adolescentes no tienen la costumbre de jugar a través de Internet, sí tienen muchos compañeros que lo hacen. El World of Warcraft, una propuesta de «misiones épicas», es el juego de moda ahora mismo entre los bachilleres, pero «juegos de este tipo hay un montón y quien juega a uno se acaba enganchando», dice Jacobo.

Jacobo y Jesús son jugadores de ajedrez, y también para ello han encontrado utilidad a la Red, pues visitan con frecuencia una página que les permite analizar partidas. En el capítulo formativo, es obvio que Internet es un gran instrumento. Estos cuatro estudiantes de ESO, como la mayoría de sus compañeros, se aprovechan de su gran versatilidad para buscar información o elaborar trabajos. Existe incluso una página, El rincón del vago, que ofrece tareas ya hechas. Andrea reconoce haber echado mano de ella «solo una vez, para consultar el resumen de un libro».

Jacobo y Jesús viven en Vilagarcía, Andrea y Patricia, en Pontevedra. Pero no parece que los hábitos cambien mucho de un lugar a otro. Los cuatro podrían enmarcarse en ese grupo que los mayores tendemos a calificar como «chicos formales», y por eso ninguno de ellos se ve sometido a un férreo control por parte de sus padres, aunque mientras que los arousanos tienen portátil, Andrea y Patricia consultan el ordenador en el salón de su casa. En las redes sociales reciben peticiones de desconocidos, pero ninguno de los cuatro responde a ellas, así que solo chatean con sus amigos.

Los peligros

Conocen los peligros de Internet y, aunque no es el caso de ninguno de ellos, todos saben de algunos compañeros que acceden a páginas poco recomendables para su edad. «Sobre todo los chicos», apunta Patricia.

Caso aparte es el de los móviles. A día de hoy es difícil encontrar un estudiante de instituto que no tenga su propio teléfono. Jacobo, Jesús, Andrea y Patricia lo tienen. Pero ninguno de ellos tiene Blackberry, el aparato que a día de hoy arrasa entre los adolescentes pontevedreses. Andrea asegura que al menos la mitad de los chicos de su clase tienen una «y en medio de la clase los ves y a lo mejor están chateando con el que tienen al lado».

«En medio de la clase hay gente que chatea a lo mejor con el que tiene al lado»

Reciben peticiones de desconocidos en las redes sociales, pero ninguno responde