A sus 85 años, el actor Eduardo Fajardo es un histórico de los spaghetti western que se rodaron en los desiertos de Almería. Ha dejado grabados sus cinematográficos ojos de malvado en casi doscientos títulos, pero también ha trabajado en radio, televisión, teatro y como doblador de películas americanas. Por ello ha sido nombrado hijo predilecto del Concello de Meis, y ayer la Diputación de Pontevedra le rindió homenaje. El periodista muestra su revólver y Fajardo se mantiene firme.
-A usted le hubiera gustado ser un galán. ¿Cree que es injusto que se le recuerde como villano?
-¡No! Porque yo he sido un villano con encanto, porque con la sonrisa también se puede matar.
-¿Es villano sinónimo de canalla?
-No tiene porqué. Mi cara puede corresponder a un villano desagradable o a un villano simpático. El villano es muy duradero: joven, mayor... siempre villano hasta los noventa años. O hasta los cien. Pero el actor no tiene más que un enemigo... la memoria.
-Dice que donde está más a gusto es en el teatro.
-Claro, porque en el teatro hay menos engaño.
-¿No le gusta a usted la mentira?
-Yo, aunque quisiera mentir, ya no podría, porque ya no sé mentir, no tengo necesidad, ¿para qué? Cuando se es joven se miente, pero se miente porque se es joven.
-Se puede mentir con razón.
-Pero también sin ella.