El siempre apresurado trabajo de la prensa extrañamente permite tomarse un respiro para bucear en los detalles. Mucho menos si lo que uno tiene entre las manos es una cámara y la prioridad absoluta reside en congelar el suceso, aquello que acontece a toda velocidad frente a las propias narices, en una imagen. Cuando solo hay una oportunidad, quien no corre naufraga. Mete el codo si quieres pasar, que diría Rosendo. Sin embargo, toda escena se desarrolla en un escenario, y a menudo es ese soporte tantas veces ignorado el que concede su especial sentido a la fotografía. Perro viejo en esto de apretar el disparador, José Luiz Oubiña se ha regalado un momento de pausa para indagar en los pequeños secretos de ese manto verde que cubre O Salnés y un día tras otro asoma a las páginas de los periódicos. Una viña es, entre otras muchas cosas, el resultado de una minuciosa arquitectura vegetal. Una intrincada red de sarmientos, zarcillos, hojas y frutos en constante evolución. El objetivo de Oubiña sirve desde esta tarde, a eso de las ocho, una veintena de retratos íntimos de la vid en la biblioteca de la Quinta de San Amaro, en Meaño.
Lo de la intimidad de los retratos no es un recurso gratuito. El mismo autor reconoce que sus miradas sobre la viña, sus Sarmientos , destilan erotismo, sugerencia y poesía. Son, además, un homenaje en tres capas. A la propia vid, en primer lugar, símbolo de una tierra, O Salnés, cuyo encuentro con un mar, el de Arousa, da lugar al particular universo que habitamos quienes demoramos nuestro tiempo en esta esquina. Hay, en el siguiente círculo, un recuerdo para uno de los apellidos maternos de Oubiña, De Moraes Sarmento, nombre de resonancias galaicas que perdió una vocal en su tránsito hacia Portugal y Brasil. En el nivel último encontramos la celebración de otro apellido, este por vía paterna, Oubiña Viñas. Son, en fin, muchos los guiños que este rapazote nacido en Curitiba, «capital ecolóxica do Brasil», en 1959, ha ido sembrando en el largo camino de retorno que emprendió con Oralice hace ya 19 primaveras. De todo ello nacen, también, los Sarmientos que esta tarde se presentan en la Quinta, con Julio Oubiña y Nacho Crespo como anfitriones. Es hora de cosechar el fruto. Y de apurar el vino, que tanta palabra fatiga.