Las dornas resucitan entre las paredes de una vieja fábrica

AROUSA

Una nave de Vilaxoán se ha convertido en un hospital para embarcaciones tradicionales rescatadas del olvido

09 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Vista desde fuera, la vieja nave de Recuna en Vilaxoán parece una simple fábrica abandonada, con paredes deslucidas y ventanas sucias. Sin embargo, la cosa cambia en cuanto se abren sus puertas. Las enormes salas de la factoría se han convertido en una suerte de hospital de campaña en el que un buen puñado de dornas nacen a una nueva vida. La responsable de ese renacimiento es la asociación Dorna: un colectivo de A Illa que ha tenido que cruzar el puente para encontrar un espacio en el que restaurar y sacar brillo a su magnífica colección de embarcaciones tradicionales.

«¿Cantas dornas podemos ter...? Non sabería dicilo», dice, en medio de ese mar de dornas, Uxío Allo. Viste ropa de faena, porque está liado haciendo algún apaño en algún barco. Como él, tres o cuatro personas más se afanan en distintos puntos de la nave principal de la fábrica de Recuna, enzarzados en diversas tareas propias de las carpinterías de ribeira. Todos ellos son voluntarios de las dornas: amantes de la navegación que no quieren dejar morir una tradición que se mueve con la fuerza del viento.

Ritmos

De lunes a viernes, la actividad en la nave se ralentiza y el trabajo avanza más lento. Pero, durante el fin de semana, entre 20 y 30 personas acuden a la nave de O Preguntoiro y se ponen manos a la obra. A algunas naves les hace falta un repaso en la carpintería, a otras un cambio de timón o de mástil... Necesite el arreglo que necesite, los voluntarios de Dorna siempre encuentran una solución. Y cuando una embarcación está lista, se le iza la bandera para que todo el mundo sepa que ya ha completado el proceso del Ave Fénix.

Los barcos que revive la asociación son barcos vivos. Muchos llegan a la asociación de la mano de sus propietarios, marineros que buscan una jubilación digna para la que otrora fue su compañera de fatigas. Siempre que puede, la asociación atiende esas solicitudes de asilo. Todo dependerá de si la afición a la navegación con vela prende con suficiente entusiasmo en alguno de los alumnos que cada año acuden a los cursos que ofrece Dorna todos los veranos. «Cando vemos que a alguén lle gusta isto, que lle gusta de verdade, o que facemos é recoller unha dorna e arreglarlla. Son dornas cedidas: arreglámolas, dámoslle uso, pero se o seu dono quere recuperala, só ten que avisarnos con tempo», cuenta Uxío Allo.