Los barcos que revive la asociación son barcos vivos. Muchos llegan a la asociación de la mano de sus propietarios, marineros que buscan una jubilación digna para la que otrora fue su compañera de fatigas. Siempre que puede, la asociación atiende esas solicitudes de asilo. Todo dependerá de si la afición a la navegación con vela prende con suficiente entusiasmo en alguno de los alumnos que cada año acuden a los cursos que ofrece Dorna todos los veranos. «Cando vemos que a alguén lle gusta isto, que lle gusta de verdade, o que facemos é recoller unha dorna e arreglarlla. Son dornas cedidas: arreglámolas, dámoslle uso, pero se o seu dono quere recuperala, só ten que avisarnos con tempo», cuenta Uxío Allo.