La Xunta estudia eximir del pago de la matrícula a este colectivo Sólo la reforma para preparar un cuarto de baño supone un desembolso de entre 6.000 y 7.000 euros
17 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.LA MEJOR. Un modelo de rehabilitación de un inmueble en pleno casco histórico, perfectamente adecuado y accesible. LA PEOR. Edificio histórico y pendiente de recuperación, presenta muchos problemas por su distribución. Los alumnos afectados por algún tipo de discapacidad que cursen estudios en la Universidade de Santiago (USC) podrán hacer uso de todas las dependencias una vez que concluya el plan puesto en marcha para adaptar los campus a las necesidades de este colectivo. Una iniciativa que ya ha dado frutos visibles en la mayoría de los centros, especialmente en los de más reciente construcción o en los que han sido reformados en los últimos años, como Xornalismo o la nueva facultad de Filosofía, en Mazarelos, aunque también en otros más antiguos, como Matemáticas. Del mismo modo, las aceras de los campus se han adaptado en todos los casos para que puedan ser accesibles desde una silla de ruedas, y todas las facultades cuentan ya con plazas de aparcamiento reservadas para discapacitados. Las reformas pendientes, incluidas en un plan general de accesibilidad, incluyen otras actuaciones, como la construcción de cuartos de baños adaptados o ascensores en los casos en los que sea necesario. Hasta ahora, este tipo de obras son realizadas a medida que surgen las necesidades, es decir, cuando ingresa en un centro un alumno, un profesor o un miembro del personal de administración y servicios (PAS) con movilidad reducida. Así, no todos los centros cuentan con este tipo de servicios, algo fácil de comprender si se tiene en cuenta que la adaptación de un cuarto de baño cuesta entre 6.000 y 7.000 euros, según explica el responsable de accesibilidad de la institución, Javier Agrafojo. Aulas en grada Otro de los problemas que ya ha sido resuelto en la mayoría de los casos es la sustitución de las escaleras por rampas, una obra menos costosa. Por contra, persisten los problemas en las aulas, ya que en muchos casos están construidas en gradas y los asientos son inaccesibles en silla de ruedas. Para hacer frente a este tipo de problemas, la USC dispone de un protocolo interno por el cual las clases a las que asistan alumnos con discapacidad (ya sea en silla de ruedas, con muletas o con algún otro problema de movilidad) sean impartidas siempre en la planta baja de cada centro. Desde la Confederación Galega de Minusválidos (Cogami), se aplaude la buena disposición de la USC para acometer este tipo de iniciativas. «Las personas con discapacidad sólo pueden acceder a trabajos de oficina, y por eso es importante garantizar su acceso a la educación en igualdad de condiciones», señala Manuel de Lario, responsable de accesibilidad de la organización. Desde este punto de vista, la Xunta de Galicia está estudiando la posibilidad de liberar del pago de la matrícula en los estudios universitarios a los estudiantes discapacitados. En estos momentos, sin embargo, no existe un censo de alumnos que se beneficiarían de la medida.