Brazos arriba en Fefiñáns

La Voz B. C. | VILAGARCÍA

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Crónica | La cara musical de la fiesta A ritmo del «Quiero besarte» de Rot, del «Edén» de la Unión o el «Touch me» de Samantha, el caso es que la plaza vuelve a vibrar con los conciertos. Hoy le toca a Huecco y su mulata

04 ago 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

El señorío de la plaza de Fefiñáns no está reñido con los sonidos más cañeros. Al contrario. La experiencia dice, y van muchos años, que pocos escenarios hay tan idóneos para celebrar conciertos, aunque a veces, como el jueves, sople el viento más de lo deseado. Con nortada y todo, Iván Ferreiro y Ariel Rot tocaron y lograron sacar algún que otro coro del público a ritmo de los clásicos éxitos del ex Tequila y ex Rodríguez. Los conciertos siguen siendo uno de los grandes reclamos del Albariño, aunque sea sin las súper estrellas. Alejandro Sanz, Maná o Juanes dejaron el listón demasiado alto como para volver a repetir la hazaña. El Concello es este año más modesto en su cartel musical, pero eso es lo de menos para los que acuden a Cambados con el propósito de pasárselo bien. Las quinceañeras demostraron que también les vale el ex Pirata y allí estaban el jueves, en primera fila, coreando canciones y acompasando las letras brazos arriba. La plaza no estaba abarrotada, pero el público no falló, como tampoco se esperaba que fallase anoche, en el concierto de La Unión. Hoy la música seguirá sonando de la mano de Cuatrodabril y Huecco y el archiconocido «pa mi mulata, pa mi morena» se convertirá, sin duda, en la atracción de la noche. La cita vuelve a ser en la plaza de Fefiñáns, a las once de la noche, y gratis. Pero el Albariño da para mucho más. Los conciertos atraen sólo a una parte del público. Otros, y son miles las personas que se reúnen en Cambados, prefieren quedarse en otros escenarios: en la verbena de A Calzada, conversando con los amigos copa en mano en los puestos, curioseando entre los puestos del paseo marítimo o subiéndose a una de las atracciones de la isla de As Goritas, entre las que no falta una descomunal noria. Hay fiesta para dar y tomar.