Lo imposible 2

Miguel Gómez EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

27 sep 2023 . Actualizado a las 00:36 h.

Cómo no voy a ser monoteísta si me crie en un orfanato católico de Chicago; si vi la luz con el reverendo Cleophus James, las estrellas con la madre Mary Stigmata. Amanecista practicante. Nazareno confeso por parte de Bryan (los días pares sigo a la calabaza, los impares llevo un zapato en la mano). Formé una banda con mi hermano Elwood. Ensayábamos mucho para ir a destiempo a la vez. En una sesión vermú de las fiestas patronales en honor del santo Chanfrós tuvimos más público que el Obradoiro en Turquía.

Mientras los montenegrinos, quizá sorprendidos por la escasez de público, se preguntaban si había empezado el partido, Rigoberto Mendoza ya les había birlado un par de balones y anotado un par de bandejas. El Obra dominaba el rebote y corría. Como ocurrió frente a Palencia, Moncho rotó a todo el quinteto mediado el primer cuarto para que el equipo no bajase el ritmo. Buenos minutos de Álvaro Muñoz, Howard y Pol Figueras. Solo la diferencia de acierto desde el triple (más acertado el Mornar Bar) provocaba que la diferencia al final del primer cuarto (13-21) fuese más corta de lo que realmente se veía en la cancha.

Los mafiosos no quieren hijos con buenos principios -dijo Moncho a sus tiradores, y el cuarto se inició con un triple que obligó al entrenador Montenegrino a pedir tiempo muerto tratando de parar lo imparable. El Obra reboteaba, robaba y corría. Los triples entraban. El defensor de Howard pidió clemencia. El marcador se disparó a un 23-56. El vendaval era de tal violencia que J. A. Bayona ofreció una serie a HBO. No me gusta ser ventajista, pero lo soy. Cogí el móvil y mandé un guasap a un amigo: «Puff, ya está Moncho jugando los mismos sistemas de siempre. Carita triste, carita triste, carita triste».

La segunda parte el Obra bajó el ritmo. Cuando Howard anotó su sexto triple sobre seis intentos Moncho le mandó parar. No paró Mendoza y, la peor noticia del partido, se lesionó (esperemos que no pase de un golpe). Hubo muchos minutos para Huguet y muchos para Marek Blazevic jugando al cuatro haciendo pareja con Rubén Guerrero o Artem Pustovyi.

Toca recuperarse físicamente y afrontar una nueva final en un par de días, pero el debut en Europa fue, literalmente (guiño, guiño) ilusionante.