Pustovyi: «Aunque me fui, nunca dejé de ser un obradoirista»

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

El pívot ucraniano del Monbus Obradoiro subraya que «en el estilo de Moncho hay jugadas para todas las posiciones»

08 sep 2023 . Actualizado a las 14:16 h.

Artem Pustovyi llegó al Monbus Obradoiro en el año 2015, con apenas 23 años, con un discreto manejo del inglés, con algo más de timidez, con mucho trabajo por delante para aprovechar sus centímetros y su movilidad. Tras tres años en Sar, viendo como su baloncesto crecía en progresión geométrica, recaló en el Barcelona. Después firmó por el Gran Canaria, pasó por el Murcia y está de vuelta, más hecho.

«Aunque me fui nunca dejé de ser un obradoirista», siempre pendiente del club, afirma el pívot ucraniano. Y ahora está de nuevo en el equipo, ante una temporada marcada por la ilusión y la primera participación de la historia en una competición europea, con el deseo de dejar su impronta en ese desafío.

Cómo él mismo significó en el acto de presentación, en el Pazo de Raxoi, regresa a casa y fue fácil decir sí a la propuesta. Se reencuentra con un ecosistema que conoce bien, con el mismo cuadro técnico, con Moncho Fernández, «que está siempre aquí», al que calificó como un padre, por aquello de que alguna que otra vez le tiene que leer la cartilla. Y con sus ayudantes, Víctor Pérez y Gonzalo Rodríguez, de quienes reseña el apoyo incondicional y a quienes calificó como «hermanos». Sabe como trabajan y está encantado de recuperar aquella dinámica y aquellas sensaciones. Recordó una de las máximas que está grabada en el vestuario del Obradoiro, «keep working», no dejar de trabajar. No es necesario que se lo expliquen.

El pívot recuerda, después de los dos primeros test de pretemporada, en el Torneo EncestaRías, que todavía faltan jugadores importantes por llegar y que la fase de acoplamiento precisa cierto margen: «Aquí en el Obradoiro tenemos muchas normas, tanto en ataque como en defensa, normas que requieren un tiempo de aprendizaje, pero es cierto que en el momento que sabes seguirlas el equipo funciona perfectamente. En el estilo de juego de Moncho hay algo muy bueno y es que existen jugadas preparadas para todas las posiciones, tanto tiradores, como bases o jugadores interiores, en defensa y en ataque».

Pone como ejemplo su propia experiencia este fin de semana, en su reestreno con el equipo sin apenas entrenamientos previos: «No ha sido demasiado duro, pero es cierto que ha habido momentos de los partidos en los que me ha sido más difícil conectar, porque antes de este primer partido solo he hecho dos o tres sesiones de trabajo. Es cierto que he intentado aprenderme todas las cosas nuevas del sistema, pero en tres o cuatro días es imposible. Moncho sabe que soy un jugador atlético, con velocidad , y me pedía que corriese, pero un ataque tiene unas cien variantes y todavía me falta por aprender cómo hacer ciertos movimientos, acompasado con el resto de mis compañeros, es decir, saber dónde este cada uno en cada momento. Con el paso de los días será más fácil».

Ese será el mayor reto para Rigoberto Mendoza y Jordan Howard, que se incorporarán al grupo en la semana que entra, y en menor medida para Thomas Scrubb, porque ya conoce muchos de los sistemas. Los escoltas tendrán que familiarizarse y automatizar un elevado caudal táctico en poco tiempo.

A falta de la llegada de estos tres jugadores, Pustovyi olfatea un juego algo distinto al de su primera etapa, «con bases muy agresivos en ataque que también son buenos pasadores». Por ahí advierte uno de los cambios más notables.