Morderse la lengua

Miguel Gómez

ANDAR MIUDIÑO

Sandra Alonso

03 abr 2022 . Actualizado a las 13:27 h.

Una tarde llegamos al pabellón y el entrenador del equipo femenino que entrenaba antes que nosotros tenía a una jugadora corriendo alrededor de la pista. «¿Qué hiciste?» «Nada -nos respondió sin dejar de correr-, le jode que sea feliz».

Feliz está Manresa. Se les ve como a un piloto en la París-Dakar cuando encuentra el rumbo y el camino limpio. El Obra, en cambio, duda si no será la tercera vez que para en el Submarino y si la catedral no debería estar delante. No tenía ni idea de quién era Sir Arthur Streeb-Greebling (bendita Wikipedia), pero lo cita David Trueba: «He aprendido de mis errores, creo que podría repetirlos todos».

Llegaban los dos equipos con unos porcentajes de tiro casi idénticos, pero, gracias al rebote y el ratio recuperaciones/pérdidas, Baxi Manresa metiendo más porque tira más. Le costó al Monbus Obradoiro atacar la defensa manresana y enseguida se vio diez puntos abajo. Volvió, también desde la defensa, llevando al adversario a hacer peores tiros y llegaron los puntos de Suárez y Robertson.

Había buenas noticias: el conjunto de Moncho Fernández tiraba más que el de Pedro Martínez (muchísimos más tiros libres) y los jugadores del banquillo aportaban más minutos y puntos que nunca. También había malas noticias: la ventaja no crecía; la tendencia de las faltas y los tiros libres cambió en el último cuarto y Hobbs se llevó un golpe cuando más necesario era.

¿Si tiras una moneda al aire ocho veces y llevas siete cruces, cuántas posibilidades hay de que caiga de canto y se lesione Birutis? A la décima salió cara, era la de Robertson.