Fran Camba, la mente que mece las estadísticas del Obradoiro

ANDAR MIUDIÑO

Cedida

Trabaja con todos los datos que proporciona la ACB y los de otras quince ligas

25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Camba Rodríguez (Compostela, 1975) es la mente que mece todos los números estadísticos relacionados con el Monbus Obradoiro. Hace acopio, los tamiza y fija las conclusiones que resultan de aplicar la inteligencia artificial a ese proceso según las pautas que dictan las matemáticas. Trabaja con los datos que proporciona la ACB y también con los de otras quince ligas.

Es otra de las piezas en el engranaje del Obradoiro, una delas más desconocidas, que tiene su cuota de participación en la preparación de los partidos de cada jornada y en los fichajes. En ambos casos facilita información que ayuda tanto al cuerpo técnico como al director deportivo a tomar las decisiones oportunas.

También comenta para La Voz de Galicia muchas de las contiendas del equipo, a menudo compartiendo espacio con Miguel Gómez, entrenador y el primero que fichó a Moncho Fernández para un banquillo cuando daba sus primeros pasos como técnico en Compostela. Si uno pone la perspectiva científica, el otro viene a ser un Picasso en sus enfoques. Y mientras uno dice que «los números no mienten», el otro matiza que «no siempre dicen toda la verdad».

Aunque pueda parecer contradictorio, se refieren a una misma realidad. Camba empieza por advertir que los analistas no son gurús ni visionarios: «El modelo, te dice la probabilidad de acertar». Pone como ejemplo de paralelismo válido las vacunas: «Si los datos constatan una eficacia del 92%, quieren decir que hay ocho personas que no van a generar anticuerpos. De cada cien, aciertas 92 y te equivocas ocho».

Abunda en su explicación: «Nunca vas a eliminar el factor humano. Por ejemplo, si estamos analizando un jugador, lo que no puedes saber es si va a llegar estresado a un partido, si ha pasado una mala noche, si va a estar especialmente inspirado por el motivo que sea, etcétera. Solo tienes datos de lo que sucede en la pista y, si analizas su rendimiento en muchos encuentros, puedes ver cuáles son sus puntos fuertes y en que situaciones es más peligroso o le cuesta más. Más que no decir toda la verdad, apuntaría que los datos no pueden cubrir todo el espectro del juego». No se trata de predecir sino de prever.

Durante la competición el ritmo de trabajo está muy determinado. Una vez que recibe los datos de la ACB correspondientes a esa jornada, se pone manos a la obra con el informe del rival de turno: «Intento que esté listo el martes o, a más tardar, el miércoles por la mañana, al menos 24 horas antes de la reunión prepartido, que suele ser los jueves».

Disección de cada rival

A la vista del informe se pueden poner sobre la mesa múltiples vertientes: «Se procesan todos los datos, se analizan desde diferentes puntos de vista: qué pasa en los últimos segundos de las posesiones, a qué ritmos se juega, qué sucede con diferentes combinaciones de jugadores en pista... En función de esos ángulos se intenta determinar puntos fuertes y débiles del rival y nuestros, para tener una ventaja competitiva».

El mismo método que permite analizar a los rivales lo aplican al Monbus Obradoiro y a los jugadores, uno por uno. Pero cuando se le pide si puede pasar de lo general a lo concreto, resuelve que eso no le corresponde.

Ahora lo que toca es la alquimia de la inteligencia artificial aplicada al nuevo proyecto, el que arrancará en unos días.

La inteligencia artificial también ayuda en la búsqueda de fichajes

El almacenamiento y tratamiento de un enorme volumen de información permite tener datos numéricos de los jugadores que han pasado por la ACB y por esas otras quince ligas que también están bajo el paraguas del control estadístico. Es una herramienta útil en tiempos de fichajes, porque permite acotar búsquedas y fijar una aproximación muy fiable respecto al rendimiento que vienen ofreciendo esos jugadores. No decide, pero ayuda a escoger.

Fran Camba subraya el papel de José Luis Mateo, director general y deportivo del club, en la labor de búsqueda: «Tiene un conocimiento brutal de todo el mercado y los jugadores». Y no deja pasar la oportunidad de recurrir al departamento de análisis para conocer datos sobre un jugador en concreto o para elaborar o añadir candidatos a una lista de determinado perfil.

A modo de ejemplo, puede valer el caso del hueco dejado por Chris Czerapowicz. Una vez que el alero sueco desestimó la oferta de renovación, se pone en marcha la maquinaria para cubrir ese hueco.

Nombres propios y etiquetas

La inteligencia artificial permite elaborar una lista de jugadores que se puede ajustar a un perfil parecido. Y sin necesidad de acudir a esa fuente, el club también maneja candidatos alternativos.

Sea solo un nombre propio o sean varios, el procesamiento de las estadísticas permite saber cuáles son las facetas del juego que mejor domina y aquellas otras en las que no es tan ducho.

El área de análisis está preparada para hacer llegar datos tanto de nombres que ya están en el radar como de otros que pueden entrar en la longitud de onda que se establezca.

Y, al propio tiempo, va creando agrupaciones de jugadores de acuerdo con determinadas características: «Les ponemos diferentes etiquetas: reboteadores, anotador eficiente, generador más potencial anotador, etcétera. Y también se pueden mezclar diferentes perfiles».

Ex jugador de Moncho Fernández y abonado

Fran Camba practicó el baloncesto, jugó a las órdenes de Moncho Fernández y ha orientado su vida profesional hacia el universo del llamado big data, el tratamiento masivo de datos. En Sar confluyen esas dos pasiones. Es un abonado más del club que disfruta y sufre con el equipo desde su butaca, si bien esta temporada, por la pandemia, cambió su ubicación habitual por un asiento cercano al banquillo del Obradoiro. Y desde que trabaja para el club, además de ver los partidos con el ojo del seguidor les va aplicando también el del analista.

Esta convencido de que esa figura, la del analista, acabará afianzándose en los clubes profesionales y pone un ejemplo: «Hace treinta años, a menudo el entrenador se ocupaba también de la parcela física. Hoy es impensable un equipo sin un preparador físico en su estructura».

Considera que conocer ya de antes al Alquimista de Pontepedriña y al cuerpo técnico y su manera de interpretar el baloncesto supone una ventaja: «Hay detalles que se van cambiando a lo largo de la temporada, puntos de vista que se meten o se quitan porque se va viendo que hay cosas que sirven y cosas que no, cosas en las que ellos se apoyan para tomar decisiones y otras que no. Saben lo que se les puedes ofrecer y piden algún dato determinado o información relacionada con los números. Y al revés, uno también sabe lo que ellos quieren y pretenden».