El presidente del Obradoiro confirma que los ingresos por abonos están en la mitad respecto a la pasada campaña
17 ago 2020 . Actualizado a las 20:41 h.Cada mes de agosto Raúl López traslada el puente de mando a Sanxenxo. Cambia el despacho por su residencia de verano, pero sigue el día a día de sus empresas y disfruta del mar en cuanto tiene alguna oportunidad. En uno de esos huecos accede a abrir un paréntesis para pasar revista a la actualidad del Monbus Obradoiro, en la antesala de una temporada que es un enigma.
—Hacer un equipo y un presupuesto sin saber si va a haber público, incluso con dudas sobre el inicio de curso, tiene mucho de kafkiano y estoico.
—Sabemos que va a haber menos ingresos que el año pasado y que va a ser una temporada complicadísima. Será una cuestión de ver hasta dónde podemos llegar entre todos. Este consejo de administración avaló personalmente un crédito (algo más de 800.000 euros) para poder cerrar la pasada campaña y pensando también en esta, porque creemos que la viabilidad del club depende del esfuerzo de todos. En el apartado de las instituciones, todo el mundo sabe que el Obradoiro es uno de los clubes que menos reciben. En algún caso hemos ido mejorando, pero con la Diputación, por ejemplo, no percibimos nada desde el año 17, porque hay técnicos que dicen que no son viables las ayudas a clubes profesionales. Eso es algo que no pasa en otros sitios, y no es uno ni dos. Los patrocinios merman, a pesar de los esfuerzos que hacen muchas empresas para seguir colaborando. Pero en algún caso de te dicen: «Y que te voy a dar si yo no tengo». El futuro del Obra está en la aportación de todos.
—¿Y la afición?
—Tenemos una afición estupenda, cojonuda. A veces nos quejamos de que hay poca, pero esta es una ciudad de 100.000 habitantes y el porcentaje es bueno. Tenemos que agradecer enormemente la respuesta al no retorno de la parte proporcional de los abonos de la pasada campaña. Para esta campaña la situación es complicada, y más con los datos de estos días con el coronavirus, porque hemos notado un frenazo. La incertidumbre, evidentemente, no ayuda. En este momento los ingresos por abonos están, más o menos, en el 50 % del año pasado. Es normal que los aficionados tengan dudas a la hora de sacar el carné. Lo que les diría es que piensan más en el futuro del Obradoiro, no solo en esta temporada. Pero repito que la afición vuelve a estar a la altura.
—Aunque está sin cerrar, ¿en cuánto estiman los números rojos de la pasada campaña?
—No le puedo dar una cifra muy precisa porque todavía no está cerrado el ejercicio, pero se situará entre 300.000 y 500.000 euros. Y aquí también quiero reconocer el esfuerzo y la comprensión de todos los trabajadores del club. Por eso sobrevivimos y seguimos pagando al día. Y por eso llevamos diez temporadas seguidas en la ACB, sabiendo sufrir y sabiendo cuál es nuestra realidad.
—¿Cree que podrá empezar la competición con público?
—En eso estamos. Trabajamos para que al menos los abonados puedan estar en Sar, con todas las medidas sanitarias que se requieran. Con eso nos daríamos por satisfechos de principio y, si esto va bien, más adelante ya se abriría a más público. Entendemos que en Galicia la situación está más controlada.
—En el peor de los escenarios, el de un aplazamiento, ¿el club está preparado?
—El club siempre está preparado para situaciones normales e incluso diría que por encima de las normales. Pero decir que lo tenemos todo asegurado creo que sería osado. Lo que sí podemos decir es que tenemos todo preparado tanto económica como deportivamente para poder superar esta prueba.
—Y todo esto en la temporada del cincuentenario. Lo que no le pase al Obradoiro...
—Esto no es solo al Obradoiro, es en todo el mundo. Hay que salir adelante. En el consejo somos optimistas y en el club hemos trabajado mucho pensando en las dificultades, para salvarlas.
—¿Se mueven entre la ilusión y el miedo?
—No, miedo no. Miedo no tenemos, precaución sí. Lo que se ve es mucha ilusión y precaución. Si no tienes preocupación eres un osado o un inconsciente. Hay un proyecto ilusionante y optimista. Seguimos en la ACB. Este año estaba llamado a ser histórico en el club y vamos a intentar por todos los medios que lo sea.
«Echo de menos la emoción que se vive en Sar»
Raúl López confiesa sus ganas de volver a disfrutar del baloncesto y del Obradoiro. No quiere hablar de expectativas, pero sí de un equipo que le da buenas sensaciones. Han pasado ya más de cinco meses desde el último partido en Sar, y le tarda ese reencuentro.
—¿Le gusta la plantilla configurada para esta temporada?
—Me gusta y me ilusiona mucho. Hemos tenido mucho tiempo y ahí estuvimos todos, con nuestro director general a la cabeza, trabajando a fondo. Y la verdad es que todo aquello que se ha pretendido, dentro de nuestras posibilidades, se ha conseguido firmar.
—¿Echa de menos la adrenalina de Sar?
—¡Hombre, hombre claro! He visto el play off, y creo que salió muy bien, pero se echa en falta al público. No es lo mismo. Echo de menos la emoción que se vive en Sar, con toda la gente al lado del equipo. Llevo muchos años en esto del deporte y fue una novedad la de este final de temporada, y está bien comprobar las diferencias. Y ha ganado la Liga un club que llevaba muchos años sin conseguirla.
—¿El gran desafío, sin covid-19 por medio, es conseguir aspirar a algo más que al título de la permanencia?
—Esa ilusión de poder dar un paso más la tenemos muy presente. ¿Cuándo va a ser? Cuando toque, cuando se den las circunstancias. Si el estado de emergencia hubiese llegado una semana más tarde, se hubiera disputado la jornada en la que teníamos que jugar ante el Joventut en casa y, si hubiésemos ganado, posiblemente habríamos estado en ese play off, y por tanto entre los doce primeros. Lo que no podemos perder es la ilusión por la permanencia, por estar en la ACB, porque a partir de ahí es cuando podremos intentar ir a más.
«He estado 64 días en casa en el confinamiento e hice una media de diez kilómetros»
El Monbus Obradoiro confirmó el fichaje de Jake Cohen a finales de julio. Es el jugador que cerró la plantilla y, a diferencia de otros años, el presidente empezó su temporada de verano en Sanxenxo con el equipo ya atado, sin tener que estar pendiente de los últimos flecos del equipo.
—¿Cuanto tiempo lleva veraneando en Sanxenxo?
—Veraneando, no. Tengo la oficina en casa. Es otra de las cosas que hemos aprendido con esto. Cuando empezó esta pandemia, al principio me resistía a no ir a la oficina porque entendía que era lo correcto. Hasta que mi propia familia, y mi gente, me hicieron ver que había que trabajar desde casa, teniendo en cuenta lo que se veía venir. He estado 64 días en casa en el confinamiento, pero trabajando más que en la oficina, desde que me levantaba hasta que me acostaba. Hice una media de diez kilómetros diarios en el piso, sin salir a la calle, desde la mañana hasta la noche, con multiconferencias y demás cosas.
—¿Cómo se adaptó al aislamiento?
—Pues mire, yo que no soy de tecnologías modernas, he tenido muchísimas reuniones por videoconferencia y descubrí un mundo nuevo. Entiendo que hay muchas cosas que tienen que ser como antes. Pero también hay muchas en las que las tecnologías nos permiten salir adelante. A eso de viajar mucho a Madrid, a Barcelona, a Andalucía, allí donde tenemos empresas, se le podrá dar una vuelta y no será preciso tanto desplazamiento. Hay cosas en las que las relaciones personales no se pueden sustituir, pero hay muchos viajes que no serán estrictamente necesarias. Siempre se pueden sacar cosas positivas. La pandemia nos ha modernizado a todo el mundo, pero vuelvo a repetir que no todo se puede hacer por videoconferencia y teletrabajo.