Los intríngulis del Obradoiro

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Los rivales buscan cada vez más fórmulas para frenar a los jugadores del perímetro

20 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Monbus Obradoiro se ha ganado la etiqueta de equipo que juega «diferente». En las últimas temporadas se ha subido al tren de los que apuestan de una manera más decida por el triple. Y, cada vez más, los rivales plantean sus partidos sobre una primera premisa: tratar de frenar a los tiradores compostelanos.

Gonzalo Rodríguez, uno de los ayudantes de Moncho Fernández, analiza todas esas cuestiones. Y empieza hablando sobre ese factor diferencial, que sitúa en el pick and roll: «Para nosotros es un recurso más, y para la mayoría de los equipos es el recurso principal».

El técnico abunda en esa reflexión: «Nuestro juego se basa mucho más en los bloqueos indirectos y eso implica que intervienen más jugadores. El protagonista no es el dribling sino el pase. Es un baloncesto que requiere mucho movimiento de los cinco».

En los equipos que despliegan un juego más centrado en el pick and roll, el protagonismo recae «en el que lleva el balón y el que bloquea», mientras que los demás compañeros desempeñan un papel más secundario. «A nosotros -apunta- nos interesa mucho que los cinco estén involucrados. Tenemos muchas posesiones en las que los cinco tocan más de una vez el balón. Hay equipos, en cambio, que resuelven sus ataques sin apenas pases».

Esa manera de desplegarse tiene su reflejo en el modo de resolver los últimos segundos cuando se alargan las posesiones: «No queremos llegar a esa situación con la sensación de que la calidad individual tiene que resolver. A medida que pasan los segundos y las defensas nos cierran vías, se abren otras posibilidades. Es lo que llamamos el juego libre, en el que la respuesta es continua. Si se nos rompe la jugada, por el motivo que sea, seguimos teniendo respuestas de equipo».

Es el baloncesto cuántico de Moncho Fernández, sencillo cuando uno consigue manejar todas las claves pero complicado para quienes se pierden por el camino. Lo explica Gonzalo Rodríguez: «Para el jugador hay dos complicaciones. Una, tener que jugar sin balón constantemente. Y dos, todos tienen que tomar muchas decisiones. A veces, están acostumbrados a que sean el entrenador y los bases los que ejecutan. Aquí los bases son los grandes protagonistas, pero los demás tienen que leer y reaccionar». Y los cinco deben sintonizar el mismo dial.

Un ejemplo es indicativo: «Nosotros marcamos una jugada, pero pueden elegir una cosa u otra, ir a un sitio u otro, poner un bloqueo o no. Si uno sale de un bloqueo, recibe el balón y no tira, de inmediato se abren varias opciones, y tiene que elegir una».

Lo que está claro es que los rivales toman nota y cada vez dedican más atención a las fórmulas para tratar de frenar la producción del Obradoiro en el tiro de larga distancia. El Breogán y el Manresa consiguieron reducir sustancialmente el porcentaje de acierto en el triple. El sábado, Carles Durán comentaba que una de las claves de la reacción del Joventut en la segunda parte estaba en que habían sido capaces de rebajar la anotación de Obst y Simons.

Gonzalo Rodríguez subraya que, en ese punto, la capacidad del grupo para saber buscar las ventajas es clave: «En las reuniones de plan de partido, un porcentaje altísimo de tiempo lo dedicamos a decidir qué defensas usamos para parar al rival. Imagino que al revés sucederá lo mismo. Es evidente que nuestros tiradores pueden hacer mucho daño. El Breogán se decantó por los cambios. El Joventut, por negarnos las salidas en los bloqueos. Pero si tapas un lado destapas otro. Por ejemplo, puede haber más espacio para los jugadores que anotan yendo hacia el aro. La suerte es que nuestros tiradores no son egoístas. Son capaces de pasar el balón y generar la ventaja para otro compañero».

La apuesta por el triple

Respecto a la clara apuesta que viene haciendo el Obradoiro por el tiro de tres, Gonzalo Rodríguez apunta que está relacionada con el perfil de los jugadores, no con una idea preconcebida: «Hay equipos que llegan a esa conclusión en base a análisis estadísticos. En la NBA va por ahí. Luego, hay que tener en cuenta que cada vez hay más jugadores grandes que anotan de tres. Nosotros siempre cumplimos la premisa de adaptarnos a las características de los jugadores. Con los de este año, es lógico que tiremos mucho de tres».

En todo caso, hace memoria: «Ha habido años de mucho tiro de tres, años de mucho poste bajo... Con Pavel no teníamos muchas veces en pista dos aleros tiradores al mismo tiempo. Ahora sí los podemos tener. Si tuviésemos un 2,15 metros con buen juego de espaldas seguro que buscaríamos más los balones interiores. Con Oriol y Muscala apostábamos más por las situaciones de poste alto poste bajo. La pretensión es tratar de sacar el máximo rendimiento usando las características de nuestros jugadores».