La Fonteta es redonda

Miguel Gómez EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

Carla Cortes LOF

09 feb 2019 . Actualizado a las 23:48 h.

Vivimos tiempos convulsos. La realidad se ha vuelto tan surrealista que supera las noticias de web satíricas, alguna maravillosamente ingeniosa. Menos sentido del humor, o ninguno, tienen personajes con los que nos damos de bruces todos los días: políticos populistas que añoran peligrosamente el pasado, antivacunas, negacionistas del cambio climático y de la violencia machista, defensores de que la tierra es plana y la Fonteta redonda. Gente que, como diría Aníbal Quevedo, el protagonista de El fin de la locura de Jorge Volpi, confunde hacer ruido con tener razón.

Dijo Moncho hace unos años que Ponsarnau era un referente. Se parecen. Ponsarnau ha conseguido armar un equipo que pierde muy pocos balones, se mantiene en los partidos con su juego exterior y los finiquita con su juego interior. Entrenador metódico, como Moncho. Pocos recuerdan ya la rueda de prensa que dio en noviembre: «Iré a casa, le daré un beso a mi mujer y explicaré a mis hijos que su padre es muy tozudo y le gusta mucho ser entrenador. Pero no olvidéis que os quiero mucho y que lo primero sois vosotros». Tozudo, superviviente de barrio, también como Moncho.

La primera parte se caracterizó por el elevado acierto de ambos equipos. La diferencia a favor de Valencia se fundamentó en la mejor selección de sus faltas: 9 para conceder solo 5 tiros libres; 10 hizo el Obradoiro que supusieron 11 tiros libres a los locales.

La segunda parte siguió por los mismos derroteros. Desde el método, acierto exterior y Will Thomas sumaban para Valencia. El Obra respondía con Kostas y Brodziansky. Sobraba método y faltaba barrio. Valencia tomó doce puntos de ventaja. Moncho provocó una técnica, pidió tiempo muerto y puso a jugar a Llovet y a Navarro, otros tozudos de barrio. Mejoró el Obra en defensa. Perdió la batalla del rebote pero ganó la guerra de las recuperaciones de balón y puso un huevo de pie para demostrar que la tierra podrá ser plana, pero la Fonteta es redonda. Como cantaba Maky Vallecas, otro de barrio, hermano en esta vida, si pasa la fortuna, hay que estirar las dos manos para agarrarla con una.