El Obra necesitaba manejar muchas variables diferentes, no solo para llevarse el partido sino para llegar con opciones al tramo final del encuentro. Es la dificultad de cualquier enfrentamiento en la Liga Endesa agrandada por tener enfrente a un equipo Euroliga.
Incluso un partido del nivel del jugado en Sar en la primera vuelta, con 93 puntos anotados, un rendimiento espectacular de 1.34 puntos por posesión y defensas que tácticamente estuvieron muy cercanas a la perfección, podría no ser suficiente.
El Madrid de este año absorbe menos volumen de lanzamientos triples que en otras temporadas, una de sus principales señas de identidad, pero mantiene una eficiencia extraordinaria en el lanzamiento de dos con todos sus jugadores muy por encima de un punto por tiro. Es capaz de obtener un altísimo rendimiento de las faltas recibidas, lanza más de un tiro libre por falta, para aportar casi el 20 % de sus puntos totales desde la línea de personal, nueve de sus jugadores rinden por encima de un punto por tiro independientemente de que sean lanzamientos de dos o de tres y cuenta con Doncic, el único jugador de la liga capaz de rendir a nivel top en 4 posiciones diferentes. Demasiadas vías de agua a tapar para el Obra.
A pesar de todo, los compostelanos completaron un partido más que notable. Si se eliminan los puntos desde el tiro libre, el resultado hubiera sido 60-59 a favor de los locales, y la diferencia en faltas fue únicamente de tres (20 cometidas por el Obra frente a 17 del Madrid) pero el lastre de conceder exactamente un tiro libre por falta cometida condicionó excesivamente el resultado, ya que permitió al Madrid aportar desde el 4.60 más del 23 % del total de sus puntos, demasiado para un rival de este nivel.