Patricia Reyes, de Honduras: «Galdo, en Viveiro, es mágico y si hablas con extranjeros que vinieron aquí te dirían lo mismo»

Yolanda García Ramos
yolanda garcía VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Patricia Reyes en Casa Eladio en Galdo
Patricia Reyes en Casa Eladio en Galdo XAIME RAMALLAL

Desde Casa Eladio, taberna de A Feira de Galdo, en la parroquia viveirense, disfruta «uniendo» gente

29 nov 2025 . Actualizado a las 11:40 h.

El 14 de diciembre de 2023, Casa Eladio, taberna de A Feira de Galdo en Viveiro, reabría de la mano de Francisco José Novoa «Pirri» y Patricia Reyes. Ella es natural de Honduras pero lleva ya varios años en España, tras haber vivido antes en las Islas Canarias y regresado a su tierra. Dice que Galdo le ha aclarado cuál es su misión en este mundo donde a veces parece que se estila lo contrario: «Yo vengo a unir». Y lo dice desde una taberna de aldea. Son las que dinamizan verdaderamente la zona rural y en un entorno al que han llegado, como ella, bastantes extranjeros en los últimos años cautivados por algo intangible. Como disfruta tanto del contacto con la gente y de una «comunidad que es maravillosa», a Casa Eladio llega gente que ya forma parte del vecindario aunque nació en Inglaterra, Holanda, Bélgica, etc... O Sevilla, de donde es natural la panadera Carmen, cuyos productos sirven para que Casa Eladio alimente a su clientela.

Reyes en Casa Eladio, con decoración ya navideña
Reyes en Casa Eladio, con decoración ya navideña XAIME RAMALLAL

«Esta casa _apunta Patricia Reyes, impresionada_ tiene más de cien años, me dijeron. Viene de generaciones de taberneros. Tiene historia». ¿Y pesa?, le pregunto. «Sí, algo pesa y más aún siendo mujer y extranjera, aún en este siglo», confiesa, aprovechando el micrófono para rendir homenaje a «todas las mujeres», sobre todo a las de su familia porque «siempre están conmigo y eran muy inteligentes, toda la vida tuvieron negocio fueron emprendedoras». Actualmente está feliz y su carácter extrovertido no pasa desapercibido. Habla maravillas de sus raíces: «Vengo de una ciudad de Honduras, La Ceiba Atlántida, la costa norte donde somos muy alegres. ¡Sacamos una radio y hacemos un carnaval inmediatamente!». «Mucha gente _agrega_ no conoce Honduras y pido a la gente que se tome un tiempo para conocer». Tiene una parte en común con Galdo y es la riqueza natural. De hecho, Reyes se formó en su país en la rama forestal aunque aquí sus salidas laborales han sido el cuidado geriátrico y la limpieza doméstica, acabando finalmente en hostelería «por mi hija, porque quise darle algo mejor y quería ayudarla a entrar en la universidad».

Letrero de La Ceiba
Letrero de La Ceiba

Patricia Reyes (izquierda) en carnavales en su país
Patricia Reyes (izquierda) en carnavales en su país

«Nuestras raíces»

Quiere convertir Casa Eladio también en un espacio rural cultural donde la pintura o la fotografía (ahora exhibe imágenes del ferrolano Ocaña) tengan cabida. «Trato de integrar y que esta no solo sea una taberna para tomar, sino también aprender». Y a probar, de vez en cuando, la gastronomía hondureña como las «enchiladitas» o los «deditos de queso», habiendo aprendido también a cocinar recetas gallegas como callos y pulpo, que le gustan. «La mayoría de los hispanoamericanos _defiende_ respetamos el entorno y nos adaptamos, pero hay cosas que no podemos dejar atrás, como son nuestras raíces y forma de pensar. Aquí veo que la gente tiene unos privilegios que a veces no se ven, a pesar de la crisis. Por ejemplo, pueden ir todos los días a un bar, nosotros no aún ganando bien porque hay otras cosas prioritarias». Suspira y añade: «Mi país está ahora en elecciones y espero que cambie». Subraya que «hay cosas maravillosas en Honduras, que es 80% forestal, natural y salvaje».

La Ceiba Atlántida en Honduras, enclave turístico
La Ceiba Atlántida en Honduras, enclave turístico

En la otra cara de la moneda, «el problema es la inseguridad que hay ahorita». Es innegable que aunque no tiene planes de volver a su tierra por muchas razones, echa de menos a su familia. Al mencionar a varios de los suyos, se emociona: «Alguna gente que ha trabajado en barcos de carga sí que conoce mi ciudad y me decía que la gente de allí era maravillosa. Me puse a llorar. Aunque, volver a mi país no. Aunque lo amo y extraño a mi gente, mis amistades, la vida que tuve... Me queda allá una familia muy grande, pero no volvería. Desde pequeña supe que no iba a morir allí, que mi lugar estaba fuera pero realmente no sabía dónde».

Y añade: «Galdo tiene algo mágico. Si entrevistaras a cada uno de los extranjeros que vinieron aquí, te dirían lo mismo». «No sé qué tiene Galdo. Yo quisiera echar raíces aquí aunque como dicen los madrileños, soy del mundo. Creo que es cierto», finaliza.