Odile Rodríguez de la Fuente: «Me dicen que soy siempre 'la hija de' y yo digo, '¡ya, pero es que menudo padre!'»

y. garcia A PONTENOVA/ LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Pregonera de la Festa da Troita en A Pontenova, visita por primera vez la cita y habla de la gran fuente de inspiración que sigue siendo Félix Rodríguez de la Fuente incluso para generaciones que aún no habían nacido cuando murió

30 abr 2024 . Actualizado a las 22:14 h.

En calidad de pregonera, a la Festa da Troita de A Pontenova (este martes 30 y miércoles 1) es la primera visita que hace Odile Rodríguez de la Fuente, quien en su intervención, según avanza casi 24 horas antes, menciona inevitablemente a su padre, no solo por el vínculo familiar y emocional, sino también porque, en relación con un afamado concurso de pesca como este, Félix Rodríguez de la Fuente pregonó el segundo festival del salmón en Asturias. «Me he inspirado en lo que él dijo en ese pregón -comenta-, lo cito en el mío. También porque siempre es una fuente de inspiración porque cuando me invitan a mí, me invitan también por el apellido que llevo y lo que significa mi padre en el mundo de la conservación de la naturaleza. Nunca se opuso ni a la pesca ni a la caza, si se ejercían de una forma sostenible. En ese sentido creo que la fiesta de la trucha de A Pontenova es ejemplar; tanto por cómo la pesca ha contribuido a la preservación de la calidad del agua del río, porque si no no contarían con tres salmónidos, como por cómo han sabido vehicular, precisamente, esa naturaleza, como seña de identidad para dinamizar la economía y el desarrollo económico y social del pueblo. Para mí es paradigmático y ejemplar, y hay que destacarlo». Aparte, asiente, la sección gastronómica, con lo exquisitas que son las truchas: «Soy muy carnívora pero me encanta también el pescado, y si es de nuestros ríos, ya ni te cuento».

—Por cierto, ha pescado alguna vez?

—Soy muy de ríos. ¡Me encantan los ríos! Yo no pesco, pero desde que tienen uso de razón mis hijos siempre se llevan algún sedal para pescar, la gran ilusión de mi hijo pequeño era que le regalaran una caña, mi sobrino pesca en el mar... Sí, el tema de la pesca también está en la familia.

—Esta debe ser una pregunta que hacen siempre. ¿Cómo lleva lo de ser 'hija de'?

—Yo lo llevo súper bien. La verdad es que me lo han preguntado muchos. Me dicen que soy siempre 'la hija de' y yo digo, 'ya, pero es que... ¡menudo padre!'. Como soy su fan número uno, lo llevo con mucho orgullo. Me encanta y se me llena la boca, cada vez que me hablan de mi padre, aparte del privilegio que significa que se me acerque tanta tanta gente para darme su cariño y trasladarme una energía tan positiva que, en realidad, va dirigida a padre, pero me utilizan a mí como vehículo. Al final, recibir tanto cariño es una maravilla.

«Es un privilegio que se me acerque tanta tanta gente para darme su cariño y trasladarme una energía tan positiva que, en realidad, va dirigida a padre, pero me utilizan a mí como vehículo»

—Cuántos años tenía cuando él murió?

—Siete años. Yo sigo un poco la línea que él dejó. Hago divulgación científica medioambiental. Para mí es una fuente de inspiración permanente y personalmente. Siempre lo ha sido, pero más en el mundo en que yo me muevo, de la conservación de la naturaleza. Imagínate, ha despertado la vocación de muchísima gente de la que me rodeo.

—Sigo en Instagram a Jane Goodall. Es bonito que sean como faros que guíen también a nuevas generaciones. Y él lo es. Además, en su época ni había redes sociales y lo que contribuyó a divulgar...

—Una de las cosas que más me sorprenden es el relevo. No sabes la cantidad de padres que le han inculcado a sus hijos o abuelos a nietos el concepto de quién era Félix Rodríguez de la Fuente. Acabo de estar ahora en un homenaje que han hecho para el 50 aniversario en la Universidad  de Córdoba y toda la gente joven, los que están ahora estudiando, no habían nacido cuando vivió y falleció mi padre. Sin embargo, todos conocen perfectamente quien fue, le siguen, es su inspiración... Verdaderamente, se ha trasladado el testigo.

—Por poner una etiqueta actual y con la capacidad comunicativa tan brutal que tenía, hoy sería un gran influencer. Fue pionero hasta en es sentido, y sin Internet.

—¡Totalmente! Y llegaba a todas las gentes. Creo que fue de las pocas personas, en este país tan complejo en el sentido en que nos gusta demostrar que somos unos diferentes de otros, que unificó independientemente de ideología política o de lugar en que se viviera en España, de edad, profesión, etc....

—Cuando veía aquel capítulo de Félix con la anaconda se me ponían los pelos de punta, porque le tengo pánico a las serpientes. ¿Hay algún ser vivo que no le guste?

—[Sonríe] ¿Que no me guste? Yo veo una cucaracha por casa y me da un ataque al corazón, ¿sabes? O un ratón. Creo que, en ese sentido, como casi todo el mundo. Pero también es verdad que antes de tener el instinto de matar, soy más de coger y sacar fuera. Y siempre tengo curiosidad por ver cualquier bicho, de cualquier tipo. Siempre me atrae.

«Creo que, con el tema del lobo, mi padre sí que lo supo hacer»

—En esta comarca, al igual que en otros puntos de Galicia o del norte peninsular, está al alza la controversia en relación con el lobo, un animal que también asocio mucho con su padre. Hay un debate verdaderamente intenso.

—Sí que se ha avivado mucho la controversia en todo el país. No es solamente en Galicia. Me parece tremendamente desafortunado y denota que no se están haciendo las cosas bien. Creo que, con el tema del lobo, mi padre sí que lo supo hacer. En primer lugar, hay que identificarse con las personas que están en el territorio y que lo gestionan, entender cuál es su realidad y cuáles son sus problemas y antes de llegar a una gestión unificada a nivel nacional, creo que hay que hacerlo de abajo a arriba. Y no de arriba a abajo, porque eso siempre lleva a que la gente del campo sienta que se están tomando decisiones desde despachos, que no se les escucha. Es verdad que la gente del campo lo tiene muy difícil.

—Y buscar también un equilibrio en relación con el plano animal, por otro lado, que es el que está en inferior condición con respecto al hombre.

—Totalmente. Es así. Hay que dar todos los apoyos económicos y de formación para que se tomen medidas. Y buscar el equilibrio. Si hay ataques repetidos, hay que tomar medidas. Sí o sí. Además, son animales muy inteligentes. Conviene pensar, como dicen los americanos, en the big picture o la imagen grande, por el bien de la especie y la preservación de las formas tradicionales de gestión del territorio, la ganadería en extensivo, las razas autóctonas, y tantísimos valores que hay en el mundo rural, habrá que buscar un compromiso intermedio. No se trata de proteger a ultranza ni de demonizar.