Andrea L. Chao, una maestra de Mondoñedo en el I Congreso de Mujeres de Cuba en 1923

La Voz

A MARIÑA

Fue profesora y directora del colegio del Centro Gallego de La Habana, de enseñanza primaria

06 may 2018 . Actualizado a las 11:23 h.

Andrea López Chao fue maestra de Lindín y Viloalle (Mondoñedo), profesora del Centro Gallego de La Habana y vicepresidenta de Hijas de Galicia, la poderosa asociación de mujeres emigrantes. De su importancia y trascendencia, baste decir que participó con una ponencia en el I Congreso de Mujeres de Cuba. En el año de 1923…

Cuando por estos pagos pesen más los hechos que los discursos, la razón gane a la emoción y los juicios no tengan en cuenta los prejuicios, su nombre figurará en la prehistoria y en la historia del feminismo. Y quedará, sin duda, en el propio feminismo.

Su figura está hoy en el olvido salvo honrosas excepciones como una reseña de Prudencio Viveiro en el Album de Mujeres del Consello da Cultura, que no la relaciona con Mondoñedo, y breves menciones en libros de Sonia Enjamio o González Pagés.

Pero ya el 27 de abril de 1898, El Regional -periódico de Lugo vinculado al Partido Republicano Federal- informaba que la Junta provincial de Instrucción Pública la había nombrado maestra interina de la escuela mixta de Lindín (Mondoñedo) con un sueldo anual de 450 pesetas.

Seis años después, el 3 de junio de 1904, El Norte de Galicia -dirigido por el mindoniense Emilio Tapia, luego presidente de la Diputación- relataba que «Andrea López Chao, maestra que ha sido de Viloalle, en Mondoñedo, fue nombrada directora del establecimiento de enseñanza Centro Gallego de La Habana. Ha ganado dicha plaza por oposición y goza de un sueldo de 75 pesos oro mensuales».

Allí ejerció como profesora y directora durante años. Y en una reunión de la directiva, el 22 de agosto de 1924, ella misma propuso que el plantel de enseñanza llevara el nombre de Concepción Arenal, la penalista y escritora gallega, por ser un claro símbolo de la lucha para resolver los problemas sociales de Galicia.

Viuda de Ares

El colegio del Centro Gallego ofrecía enseñanza primaria y clases nocturnas de Comercio, Taquigrafía, Corte y Costura, mantenía una Academia de Bellas Artes en la que, entre otros, aprendió a dibujar Laxeiro y una Academia de Música, con rango de Conservatorio Nacional, que dirigía el emigrante de Celeiro, López Carballés.

Entre los profesores destacaban el pedagogo Vicente Fráiz Andión, el escritor E. Núñez Sarmiento y numerosas mujeres como Andrea L. Chao o Elisa Losada, entre otras.

La mindoniense era una mujer respetada y valorada por la comunidad y por eso participó en la vida societaria de la emigración. Según el número 189 de Eco de Galicia, de 22 de abril de 1923, Andrea López Chao -que la revista presenta como «bella y culta hija de Galicia, respetable dama y señora, viuda de Ares, cultísima profesora y vicepresidenta de Hijas de Galicia»- participó con un discurso, que la revista reproduce íntegramente, en el I Congreso Nacional de Mujeres celebrado en La Habana en 1923.

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Ella fue la primera vicepresidenta ejecutiva de Hijas de Galicia

Andrea López Chao no permaneció indiferente ante la situación de las mujeres gallegas en Cuba. González Pagés señala que en los expedientes de penales cubanos, creados a partir de 1909, de más de 2034 sentencias delictivas de mujeres nacionales y extranjeras, un alto número correspondía a féminas gallegas de entre 25 y 40 años sin empleo fijo, sin estudios, solteras y procedentes de Lugo y Ourense.

Las gallegas sufrían entonces discriminación por género, por etnia (trabajaban, sobre todo, en el servicio doméstico), por extranjeras y porque las propias sociedades de emigrantes las tenían en total abandono: el mismo Centro Gallego sólo ofrecía servicios sanitarios a los hombres…

Ante esa situación, el 16 de junio de 1912 se fundó Solidaridad Pontevedresa para denunciar la situación de sus paisanas y ayudarlas. Cuando decidió construir un sanatorio para ellas, la sociedad cambió su nombre en 1917 por el de Hijas de Galicia, sociedad sanitaria y de auxilio mutuo.

La nueva entidad abanderó la lucha por los derechos de la mujer y en 1924 compró unos terrenos en Luyanó -el barrio de Nueva Galicia- para levantar el hospital Concepción Arenal que tenía 6 pabellones de dos plantas y 10 salas de especialidades; una flotilla de 6 coches para traslados; y 19 médicos, 9 enfermeras y 26 ayudantes que atendían a 206 socias y menores al dia y entregaban medicinas gratis. Más tarde, hizo también un Balneario en la playa de Miramar para reposo de enfermos y lugar de ocio y esparcimiento social.

Por esas razones y servicios, Hijas de Galicia llegó a ser la mayor agrupación del mundo de emigradas gallegas y descendientes: en 1959 eran 58.000 las asociadas.

Su primer presidente fue Avelino Pérez Vilanova a quién sustituyó en 1919 Benito Rey Doce que reformó el reglamento que impedía a las mujeres ser directivas. Y fue, precisamente, Andrea López Chao la primera elegida para ocupar la Vicepresidencia. En calidad de tal, defendió una ponencia en el I Congreso de Mujeres de Cuba…

Proponía fortalecer el rol de la mujer en la familia pues ésta era clave para «sanear la sociedad»

El I Congreso Nacional de Mujeres de Cuba tuvo lugar del 1 al 7 de abril de 1923 en el Teatro Nacional. Su celebración deriva de la creación en 1918 del Club Femenino de Cuba por varias asociaciones sufragistas. Asistieron 31 organizaciones y expusieron sus criterios delegadas católicas, protestantes, israelistas y teósofas.

En sus resoluciones, reclamaron el derecho al sufragio femenino; la igualdad de derechos y deberes con los hombres; combatir la droga y la prostitución; y, entre otras cosas, modificar la enseñanza y proteger a la infancia.

Andrea López Chao representó a Hijas de Galicia, lo que supuso un gran paso en la lucha contra la discriminación de la mujer gallega. En él, defendió la necesidad de fortalecer el rol de la mujer en la familia «la que engendra y educa, la que forma al individuo», según su discurso reproducido por Eco de Galicia el 22 de abril de 1923.

La familia, para ella, era núcleo esencial para «sanear y equilibrar la sociedad». Dijo que “el Estado no es el maestro de la vida. La familia es la sociedad perfectamente equipada y dispuesta para educar las generaciones. Y al Estado compete protegerla amparando con su fuerza lo que la familia y la mujer crean con el amor».

Otro elemento clave para formar el individuo en el hogar, según Andrea L. Chao, es la Tradición «es falso que Tradición sea inmovilidad y Progreso, variación y novedad. Es falso porque no todo lo nuevo es progresivo ni toda novedad mejora el pasado. El verdadero progreso se sustenta con la sustancia de lo antiguo, es un continuo florecer de todo lo que no muere».