La ganadora de «A liga dos cantantes extraordinarios» firma su segunda temporada con la orquesta Olympus
26 ago 2023 . Actualizado a las 13:32 h.En casa de Alba Navarro (Vega de San Mateo, Las Palmas, 1989) ya escuchaban eso de «Mamá, quiero ser artista». La cantante comenzó como músico en una banda, pero a los diez años se dio cuenta que lo suyo era vivir con un micrófono en la mano. Desde hace 14, está afincada en Galicia, donde formó parte de Armonía Show, Capitol, Jerusalén, Los Satélites y Olympus, en la que firma su segunda temporada.
«Estar tres años en una de las emblemáticas supone un orgullo, pero a mí siempre se me conoció por cantar bien. Asumí el reto de hacer el show que caracteriza a las grandes formaciones porque quería evolucionar artísticamente», cuenta. Y parece que lo consiguió. Su paso por A liga dos cantantes extraordinarios, formato que ganó en el 2021, ya la consagró como una de las grandes de la verbena. «Le debo mucho, siempre pensaron que era una cantante muy clásica y me encantan los temas de siempre y los boleros, pero me ayudaron a darme a conocer abarcando cualquier estilo».
Ahora, en la formación de Negreira se atreve con temas de Michael Jackson hasta con canciones de Beyoncé. Precisamente, Halo es una de las que más la ha marcado. «Después de la pandemia, Olympus me dio la oportunidad de interpretarlo, es un tema de mi estilo que dio mucho que hablar», recuerda.
La garra y la fuerza definen su presencia en el escenario, algo que no sorprende porque las grandes divas están entre sus referentes. «Soy de las viejas glorias, me encanta Whitney Houston y Céline Dion, pero a la hora de preparar un tema intento llevarlo a mi terreno y que la gente lo conozca por cómo lo interpreto yo».
Si le preguntan por lo más complicado de no bajarse del paco, Navarro lo tiene claro: «Dejas muy de lado la vida normal y a los tuyos que, en mi caso, además, están a 2.000 kilómetros de distancia». El horario tampoco se lo pone fácil. «Es un trabajo que no solo implica las tres horas encima del escenario dándolo todo, también es el viaje, los días sin parar, el cansancio acumulado y todo el equipo que no se ve y que trabaja noche tras noche para que Olympus lleve su espectáculo prácticamente por toda la Península», añade.
Meses de preparación
La temporada estival es la de mayor frenesí para estos profesionales, aunque su labor comienza meses antes. «La gente piensa que en invierno no trabajamos y no es así. Puedes trabajar viernes, sábado y domingo con la orquesta y luego estar martes, miércoles y jueves ensayando el espectáculo, está todo milimetrado para que no haya ningún problema». Y lo dice disculpándose por el agotamiento que refleja su voz, después de un julio en el que sumaron más de 22 fechas y otras tantas que le esperan en agosto.
«Es un ritmo súper agotador, pero se va llevando». Descansar cuando la gira y su otro trabajo se lo permiten —regenta un salón de belleza—, cuidar mucho la voz y hablar poco, algo que le cuesta por que si algo la caracteriza es su don de gentes, le permiten sobrellevar la época de más actuaciones. Tampoco se olvida del cariño del público. «Es una pasada el recibimiento en las fiestas. Una noche, por ejemplo, me venía una niña llorando y diciéndome que no se podía creer que me tuviera delante y eso te ayuda a coger fuerza y a sentirte orgulloso», señala.
Dedicarse al mundo de la canción no es fácil. «La música evoluciona, por eso mi objetivo es estar siempre preparada y seguir a la altura, porque así voy a poder dar el 100 %», dice. Los kilómetros, los viajes y las noches sin dormir que le aguardan en las próximas semanas no dejan sin aliento a la cantante que mantiene las mismas ganas con las que pisó por primera vez tierras gallegas para vivir de su pasión. «Sigo con la misma ilusión con la que empecé. Que puedas hacer lo que amas es un sueño, así que creo que me quedan un par de añitos todavía», asegura.