Calor

Juan Lorenzo Collado

AL SOL

07 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El calor agobiante ha dado tregua por la noche. En las calles no se observa la niebla ardiente que surge de los restos del asfalto y la oscuridad apenas se rompe por la escasa luz de alguna farola. Las luces del interior del número 7 de la calle Alfonso XII se apagan y se enciende la bombilla que hay sobre la puerta que se abre y, renqueante, con los huesos cansados de vivir tantos años, asoma Rosa con su silla de enea.

En la oscuridad, como si fuera un fantasma, lleva sentada Manolita quien sabe las horas, pero no asusta a Rosa que está acostumbrada a la manía de su vecina.

-¿Pongo la radio?

-No.

El silencio es dueño de la noche, las mujeres no tienen nada que contar que no sean unas palabras repetidas de días iguales en casas demasiado grandes para ellas, de paseos obligados por el médico por calles que amenazan ruina.

-Mañana viene Manolo con la furgoneta, que no se te olvide, o te quedas sin comer esta semana.

-Algo tendré en casa, o mato un conejo y arreglado.

Rosa se encoge de hombros mientras su mirada se pierde en la oscuridad de las esquinas o en la casa de enfrente que lleva cerrada varios años y cuyo tejado se vino abajo durante el invierno, con la primera nevada. El cielo está estrellado, se distingue perfectamente la Vía Láctea, pero ellas solo saben que ven un camino blanquecino sin nombre y que mañana hará mucho calor. Manolita bosteza y se frota los ojos.

-Me voy a dormir. Dejo aquí la silla.

Rosa la ve marcharse apoyando el bastón y ella se queda sentada a dejar pasar el tiempo, hasta que alguna cabezada le diga que es hora de ir a la cama.

Juan Lorenzo Collado

gómez

Albacete.

Administrativo.