Sergio Pazos: «Un amor de verano es como una oferta del banco»

álex g. chouciño / L. g. v.

AL SOL

XAIME RAMALLAL

Lo que más le gusta a este «showman» de una playa son las vistas, que si se acompañan de una cervecita, mejor

10 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Sergio Pazos acaba de estrenar Afiando con humor, su nuevo espectáculo con el que está de gira este verano. En sus ratos libres le gusta ir en bicicleta y nadar. Le gusta variar de playas, por lo que se deja llevar, pero a ser posible prefiere que tengan buenas vistas.

-Siendo de interior, ¿playa fluvial, río o piscina?

-Pues donde mejores ‘vistas’ tenga [risas]. En caso de pasar de mirar cuerpecitos escandalosamente bien cuidados y armonizados con el canon de belleza clásico, pues una piscina solitaria.

-¿Qué haces para soportar las altas temperaturas?

-Llevarme bien con las bajas temperaturas.

-¿Te gusta escaparte a la playa?

-Sí, claro. Soy de interior, pero no tonto. El mar es desintoxicación telúrica, energía total. En las playas puedes correr, pasear, nadar.

-¿A cuál te gusta ir?

-No tengo una fija, me dejo llevar. Este verano he conocido la zona de Bascuas y playa Major gracias a mi amigo Jose Portas, un tipo especial que vende la mejor carne gallega, de Madrid al mundo.

-¿El peor verano de tu vida?

-El clásico verano. Que de jovencito te enamoras por primera vez, y claro, cuando ella se fue, pues hubo inundaciones que llegaron a poner en peligro la cosecha de la zona ese año.

-Hubo algún amor de verano entonces, ¿no?

-¡Ay, ay, ay! Los amores de verano son como las ofertas de los bancos, parecen una cosa y después son otra. Alguno hubo, pero que me marcaran, pocos.

-¿Qué actividades realizas en tus días libres?

-Adoro la bici, soy ciclista compulsivo, me ayuda a descargar adrenalina, desintoxicar mente y cuerpo y me mantiene en forma. Unas carreras por la playa tampoco son mal plan. Y nadar, aunque no soy muy fino en ello, por lo menos floto.

-¿Cuál es el momento más cómico que viviste en una playa?

-Ese momento en que, por vergüenza, y ante un montón de mirones, te quitas el calzoncillo a toda pastilla para ponerte el bañador para que no te vean, y zasca, te lo pones del revés. Entonces, te lo vuelves a quitar y te lo intentas poner más rápido incluso que la primera vez, y tropiezas con una pierna y te caes al suelo y ya te han visto todo y toda tu incapacidad... Pues eso.