El ferrolano agradece a Repsol una plaza en el avión y critica a la embajada
24 feb 2011 . Actualizado a las 11:00 h.Un avión fletado por la compañía Repsol repatrió en la tarde de ayer a 131 personas que estaban atrapadas en Libia. De ellas, 61 son españolas, entre las que se encontraba el entrenador ferrolano Pablo Prieto, así como trabajadores de Sacyr Vallehermoso, la constructora Cobra, personal de la Embajada española en Trípoli e incluso tres monjas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Para todos ellos, que vivieron momentos de gran tensión por el estado de preguerra que se vive en Libia, el Boeing 707 de la Fuerza Aérea Española que el Ministerio de Exteriores envió ayer a Trípoli llegó demasiado tarde.
La mujer de Pablo Prieto, María García, fue la que gestionó con Repsol una plaza en el avión para su marido y el preparador físico: «Solo tengo palabras de agradecimiento a Repsol y a Miguel Quintanilla, que fue la persona que me atendió. Lo de la Embajada fue un desamparo».
Una vez en casa, Pablo Prieto ratificó las palabras de María García. «Sentimos poco apoyo por parte de la embajada», dijo el ferrolano. «Reconozco que la situación es complicada -añadió-, pero lo mismo que hizo Repsol pudo hacerlo la legación diplomática. Si yo no me muevo, si no nos movemos todos, hoy no estaríamos aquí». «Lo de Repsol no tiene palabras, para mí ha sido como un milagro», remató.
Prieto pasó momentos de angustia porque su pasaporte estaba en manos de la Federación de Fútbol Sala de Libia y no se lo dieron hasta el lunes. También percibió una gran tensión, sobre todo, a la hora de acceder al aeródromo en Trípoli y dijo sobrecogerse «al ver a miembros de la legación francesa repartiendo agua y comida entre sus compatriotas a la entrada del aeropuerto».