Los seguidores de la senadora se resistieron a la derrota

La Voz

INTERNACIONAL

28 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A los miembros del llamado ejército de Hillary Clinton es fácil reconocerlos. La mayoría de ellos son mujeres de mediana edad, portan algún objeto con la foto de la política y, sobre todo, se niegan a llevar cualquier insignia que tenga el nombre de Obama. «Es que este no es nuestro candidato, para nosotras no es nadie», asegura Marta Erwin Ross, delegada por Nebraska y una de las muchas seguidoras de la senadora que ayer amenazaron con estropear la que debía ser la gran noche del senador de Illinois, convertido en el primer candidato afroamericano a la presidencia de su país.

«No solo votaré por ella, sino que, si tenemos los votos suficientes, estoy dispuesta incluso a pedir un referendo para nombrarla a ella candidata», declara esta mujer de verborrea fácil y trato afable para quien «Hillary es tan humilde que seguro que no aceptaría el cargo». Retirada desde hace años de su puesto como general manager al frente de una empresa de servicios de Nebraska, «donde tenía a mi cargo a más de 300 empleados», el caso de Erwin no es una excepción.

Representante de toda una generación de mujeres trabajadoras que han visto cómo Obama acababa con la única posibilidad de una tener una mujer presidenta, el resentimiento de esta legión de seguidores podría incluso reflejarse en las elecciones generales, tal y como aseguraba la propia Martha «Es que para muchos de nosotros solo existe la posibilidad de que ella sea presidenta y, sino es así, no te voy a decir que votemos por McCain, pero sí que muchas de nosotras nos quedaremos en casa».

No todas están de acuerdo. Caroline Huggan, delegada por California, acaba de escuchar las palabras de su candidata y está dispuesta a someterse a su voluntad. «Hasta hace cinco minutos estaba dispuesta a votar por ella en la nominación, pero tras escuchar sus razones creo que tanto yo como mi delegación cambiaremos nuestra papeleta para lo que es mejor para el partido», asegura con la emoción todavía en la garganta y agarrándose a un bolso que lleva la foto de su ídolo.

Una polémica votación

Conscientes de la importancia de reunirse en torno a unos intereses comunes de cara a las elecciones generales, esta urgencia en la unión de los delegados se reflejaba en el discurso de una senadora. «Si te das cuenta, no ha querido hablar tanto de ella como de los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra nación y que ahora forman un objetivo común», aseguraba para La Voz el alcalde de San Francisco, Gavin Newsom.

Finalmente, a media tarde, llegó la hora de la verdad. Hillary Clinton tomó el micrófono en representación de la delegación de Nueva York y pidió que se declarase a Obama candidato sin más preámbulos.

«Declaremos todos juntos, con una voz, aquí mismo, ahora mismo, que Barack Obama es nuestro candidato y será nuestro presidente», afirmó la senadora.