Aclamada como un punto de referencia en la lucha contra el cambio climático, la cita demócrata no ha conseguido escapar de los malos humos estadounidenses, pese a que prometía ser la convención más ecológica de toda su historia.
La cita demócrata no ha podido cumplir su deseo debido sobre todo a la presión de los comerciantes de la zona, resistentes a dejar escapar el negocio por culpa del medio ambiente. Así pues, y mientras las líneas maestras del plan incluían la instalación de paneles solares, la realización de un merchandising con productos reciclables y la posibilidad de convertir en abono todo el escenario principal, nada de esto aparece a la vista de unos visitantes ahogados por el humo de miles de coches alquilados y ansioso de comprar camisetas sintéticas.
Sin la posibilidad tampoco de servir un 70% de comida orgánica en los pasillos del Pepsi Center, los demócratas han sido incapaces de escapar al tentador olor de la comida rápida. La oferta para aquellos que deseen presenciar los discursos se resumió básicamente en perritos calientes, palomitas con mantequilla o, la opción vegetariana, nachos con queso, «uno de los platos preferidos por los delegados», según un vendedor.