Las oenegés que trabajan en suelo afgano denunciaron ayer un recrudecimiento de la violencia y un aumento de los ataques de la insurgencia talibán y de bombardeos de las fuerzas extranjeras que ha causado la muerte a 2.500 personas en lo que va de año. En julio, la violencia alcanzó su peor nivel desde la invasión en el 2001 con más de 260 civiles muertos. Ayer, al menos cuatro soldados de la OTAN y un civil perecieron por la explosión de una bomba en Kunar.
El Organismo Coordinador de Agencias para la Ayuda Afgana (Acbar), formado por 94 organizaciones afganas e internacionales, mostró su «grave preocupación por el deterioro de la seguridad y su impacto en la población civil».
Por otra parte, Pakistán calificó ayer de especulación una noticia aparecida en el diario estadounidense The New York Times según la cual la CIA tiene pruebas de la participación del servicio secreto paquistaní ISI en el atentado del pasado 7 de julio contra la embajada india en Kabul. «Esas noticias no tienen base [...]. Nadie ha probado nada», dijo el portavoz de Exteriores.